jueves, 24 de enero de 2013

Sobre mí.

Hay cosas que se ven a simple vista como que me gusta llevar el pelo de dos colores, los labios rojos y las botas sucias; pero hay otras cosas que no son tan obvias y que me encanta decir.
Me gusta inventarme las letras de las canciones en inglés y entonar como si cantase bien cuando recojo mi habitación. Casi nunca hago la cama y, en invierno, no me veréis salir de casa sin una bufanda. Sólo soy capaz de dormir si la persiana está completamente bajada y, a veces, hasta me pongo antifaz y si no tengo me tapo la cara con la manta o 
con lo que pille. Tendré tropecientos pijamas, pero siempre me pongo los mismos y eso 
cuando me los pongo...
Me gusta demasiado estar descalza y siempre que puedo aprovecho para hacerlo (incluso en algún trasbordo de metro), creo que si en verano, el suelo no quemase, iría descalza a todas partes y con los pies llenos de mierda.
Odio los días cortos y los días nublados. Me aterran y apasionan las tormentas a partes iguales, como el mar. Soy incapaz de bañarme yo sola en el mar y no entiendo por qué pero me puedo tirar las horas muertas mirándolo y escuchando el romper de las olas mientras escribo alguna gilipollez pseudorromántica.
Me encanta romper las tapas de los bolis Bic, es un vicio delicioso. Creo que no tengo un solo boli en casa sin la tapa rota y si lo hay poco le va a durar como lo encuentre... 
Me relaja poner incienso en mi habitación y que en vez de a tabaco huela a... Satya Sai Baba Nag Champa Agarbatti (sí, he mirado la caja y he copiado el nombre, ¿algún problema?) o a colonia de vainilla, me apasiona la vainilla. Su aspecto, su olor, su color, su tacto... y desparramarla con el cuchillo. La vainilla es divertida.
Me gusta mucho pasear por la calle y cotillearlo todo y siempre que puedo evito el metro, los autobuses, los ascensores... los ascensores me desquician con sus ruiditos y sus conversaciones estúpidas, con esos espejos que sacan lo peor de cada persona... me caen mal.
Tengo muchas adicciones: el café (solo), el té, las infusiones extrañas (y de vainilla), la Coca-cola, el tabaco, los chicles de hierbabuena, el chocolate con leche, la música (toda ella), el cine, los libros, correr al sol... y no me propongo deshacerme de ninguna. 

Me gusta que me sorprendan las visitas que no espero y que me pillen en el sofá desaliñada y me obliguen a arreglarme en veinte segundos, los planes improvisados, las noches en compañía, me gustan mis amigos; siempre saben cómo hacerme sonreír, aunque esté hecha una mierda, da igual, a su lado se me olvida todo. Son variedades únicas a las que no voy a renunciar nunca. Entre ellos están: la pelirroja que sacrifica todo por quien quiere, el grandote con corazón de oro, el seductor elegante, la periodista sin tiempo,  el gay festivo, el gay que se infravalora, la apasionada de lo excéntrico, la artista, el estudioso, la choni verdulera, la loca de la moda, la súper religiosa, la insegura que no sabe lo que vale, la que siempre la caga, los deportistas... y algún que otro músico a los que sigo considerando amigos aunque no sepa nada de sus vidas ya que son personas que tienden a la evaporación instantánea e indefinida.

Me encantó arriesgar mi vida saltando de un avión gracias a algunas de esas personas y me encanta la adrenalina y la velocidad. Algún día voy a tatuarme una libélula, pero aún no sé cuándo. Odio las lentejas tradicionales y me he inventado mil recetas para comérmelas a gusto (y lo he conseguido). 
Me gusta retarme a mí misma cada mañana, aunque a veces también pierdo, pero lo vuelvo a internar.

Me gustan los regalos, sobretodo lo más baratos: los besos, los abrazos, las palabras sinceras y las cosas hechas a mano aunque en realidad acepto cualquier tipo de regalo siempre y cuando sea con sentimiento, por eso odio las Navidades, hay que regalar por obligación cuando para mí no es una fecha señalada en absoluto y en esas fechas sólo hago regalos a niños.
No me da miedo cumplir años ni envejecer, cada día que he vivido es una experiencia que quiero conservar, aunque algunas sean verdaderamente terroríficas y me quiten el sueño, son mías.
Me gusta empezar dibujos y dejarlos a medio acabar y sólo retrato a la gente que de verdad ha significado algo para mí. 
También me dan miedo las despedidas, porque nunca sé si volveré a ver a esa persona...  

 Hay mucho más por decir, pero si lo cuento todo... ¿qué quedará por descubrir?

2 comentarios:

  1. Diooos,te comiaaa enteraa majaaa con tus afectos y con tus defectoos,porque sin todo eso no serias tuuu :)

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  2. Vámonos a mi pompa y no salgamos de allí nunca.

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