jueves, 17 de enero de 2013

Hvit.



Hay días 
en que se siente con fuerzas y lo ve todo claro. 
Estudia y mide sus palabras al milímetro;
recoge su vida y 
se sienta con él. 
Una voz habla de Nietchze, 
una voz 
de fondo. Le mira, 
se lo dirá por fin.
Cambia de postura, por aquello 
de la proxemia. "Los de la proxemia acelerada" los llamaron 
una vez, sólo una.
No se atreve y él la mira.
Ella sonríe. Enmudece y él...
él vuelve a su eterno dibujo.
Palabras. 
Él las pinta y colorea. Ella las ordena 
con un estilo personal, casi caótico. 
Vuelve a defraudarse, 
otra vez ese silencio 
estúpido, alguien debería echarlo 
para siempre.

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