lunes, 14 de enero de 2013

Lørdag


Como cada sábado desde hace un par 

de semanas, me veo a mí misma, 
rodeada de folios cuyo contenido 
no me interesa, ni me motiva. Como cada sábado 
intento distraer mi mente de las gilipolleces 
que la invaden, quiero huir de ellas, 
al menos los sábados; 
los domingos duelen menos. 

Como cada sábado y cada día 
desde que lo adquirí, mi teclado 
sólo escribe cuando quiere 
escribir, me exaspera. 

Y como cada sábado me frustro
 al pensar que, una semana más, te he estado 
observando cada mañana y compartiendo, 
el oxígeno que me rodea, contigo; 
y pienso, como cada sábado, que no es suficiente. 
Los sábados necesito más. Lo necesito todo. 
Entonces me desnudo frente al espejo y pienso si 
querrías tú ver lo que estoy viendo en ese momento,
naturaleza escondida tras unos tejidos 
cada vez más sintéticos. 

Qué fácil es desnudar el pensamiento 
  y el deseo en un papel, qué fácil sincerarse 
cuando tienes la certeza de que 
nadie leerá nunca tus palabras, 
sin tu permiso. 
Qué terrible poder sincerarse solamente 
con un folio que no responde, 
ni te abraza, ni te entiende. 
Qué terrible no tener el valor 
de confesar la verdad a un igual. 
El temor del juicio.

 Si yo pudiera controlarme no te visitaría, 

ni te arroparía con adjetivos 
dulces y arrulladores. 
No se me ocurriría intentar 
rozar tu ombligo cuando nadie 
se da cuenta, ni siquiera tú. 
A veces soy demasiado discreta.


Si pudiera controlarme mi pulso sanguíneo


 no aceleraría su imparable movimiento 
y no se volvería sonoro, si pudiera controlarme. 
Si las ventanas no reflejasen mi soledad, 
ni los espejos, ni cualquier otra superficie del estilo. 
Si los suelos no reprodujesen sólo 
el sonido de mis solitarias pisadas.

Cuando tú caminas la oigo a ella 
caminar, a tu lado, y me erizo 
como un gato y bufo en mi interior 
y saco las uñas y me araño 
una y otra vez, y te miro, 
y me vuelvo a desarmar. 
No camines, quédate aquí conmigo.
Los sábados soy débil, soy nada. 

Sólo soy si te veo doblar la esquina, dos calles más abajo.


(Imágenes de Fab Ciraolo)

No hay comentarios:

Publicar un comentario