martes, 22 de enero de 2013

Pequeños vicios infames.

Todos, repito TODOS tenemos pequeñas adicciones insanas y maravillosas a las que no nos podemos resistir de vez en cuando. Voy a confesar, soy adicta a todas estas mierdas, y estoy orgullosa de ello.





Empecemos por esas galletas que te dejan la boca como si acabases de masticar petróleo. Sí, las Oreo, al natural, sin baños extraños ni capas extra de relleno. Oreo sin más. Sólo con olerlas ya pierdo el culo... y es que están tan buenas...




Cuando me apetece ponerme hasta el culo de azúcar recurro siempre a estas empalagosas galletas danesas rellenas de toffe, caramelo o algo similar que venden en el Tiger. Las descubrí de 
casualidad y... MALDITA LA HORA. Las hay en versión mega-galleta y versión mini. Con las mini uno se siente menos culpable aunque se zampe la misma cantidad.


¿Cereales o galletas? No sé muy bien qué son exactamente, lo que sí sé es que cuando era pequeña era capaz de comerme media bolsa sólo para merendar... bendito metabolismo acelerado del adolescente en crecimiento...






Muesly, delicioso en cualquiera de sus manifestaciones. Mi favorito siempre fue el de coco, en especial el de Hero ya que, el de otras marcas tenía menos chocolate y claro... perdía una poco la gracia.




En lo que se refiere a los helados la cosa está clara: Cookies & Cream, por supuesto, aunque en ocasiones también me dejo engatusar por un buen Mc Flurry de Kit-kat (creo que, junto con las ensaladas, es lo único que me atrevo a comer en Mc Donal's)


















Por no hablar del colmo de los colmos, el producto guarrería extrema que reúne dos de mis mayores debilidades, las ya mencionadas Oreo y el chocolate con leche... Milka Oreo: arrasado en todas las estanterías.


¡Pero no sólo de dulces se alimentan mis caprichos! No, las guarrerías saladas también me hacen perder la cabeza, en especial el queso. Cualquier queso: los finos como el Caprice de Dieux y los más guarros y artificiales como el queso de sandwich de la marca Alipende (el del Mercadona se parece, pero no le llega ni a la suela del zapato) y por supuesto la extrema guarrería del Castello con piña, no quiero saber ni de qué está compuesto...






Para picar, mis guarrerías favoritas son estas dos pequeñas y maliciosamente adictivas frituras de una masa de no sé muy bien qué, aliñadas con vete tú a saber.
Por un lado tenemos estos cerebritos que dicen ser de arroz (sí, claro) Y que se venden a granel en tiendas tipo Belros y El Rincón. Se llaman "Aperitivo Mexicano" pero yo creo que en México no conocen esta mierda ni de lejos. Eso sí, pican.








En su defecto, una buena lata de Pringle's Sour Cream & Onion también me sirve y básicamente es igual de dañino.











Llegados a este punto no sé vosotros, pero yo necesito un refresco y no hay nada como remojarse interiormente con una lata helada de esta maravilla que inventó Pepsi. Generalmente prefiero la Coca-cola sin dudarlo, pero hay que reconocer que esta basura está deliciosa. Eso sí, es muy difícil de encontrar...








Y para terminar con este festín de basura procesada no hay nada como los sandwiches pastosos y pegajosos del Rodilla. Esa plasta de sabor delicioso que se hace bola y resulta complicada de tragar... Qué delicia... Siempre que voy (una vez cada mil años) pido lo mismo: Queso con Tomate y Pollo al Curry. Aunque también es recomendable el de 
Rúcula con Queso y Nuez...







Y como hemos comido fuera y se nos ha olvidado el cepillo de dientes lo mejor que podemos hacer es meternos un estupendo chicle de hierbabuena Happydent en la boca y masticarlo hasta que no sepa a nada (horas y horas). Su precio es inmejorable. 


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