jueves, 24 de abril de 2014

Bienvenida a mi reino V

Pasó el verano derramándose por cada ciudad que visitó. Conociendo los cuerpos desnudos de sus habitantes, cantando en descapotables a altas horas de la noche; esquivando al amor, olvidando a Felipe y todo lo que había a su alrededor. Odiando el lado oscuro de Dorian y su adicción.

Al volver la ciudad le pareció inquieta, como un espectador en el teatro contando los minutos restantes para que dé comienzo la función. Se sentía incómoda y fuera de lugar, atrapada sí, eso era. En Madrid no están permitidas ciertas acciones que se había acostumbrado a realizar durante este tiempo, al menos no para ella, no de ese modo.


-Saaalaaa... Dime que esta noche vamos al Joker, por fi, por fi...

-Tíiiiaaaaa jooooooder ¿qué cojones haces llamándome a las putas 10 para eso? Ja, ja, ja me echabas de menos, ¿ehhh?
-Claro tío, pero... ¿vamos o qué?
-Venga, luego llamo a estos y vamos.
-Qué polvazo te echaba.
-Lo sé.

Ya estaban todos allí cuando ella apareció. David, Quique y Sala ya tenían todo preparado para romper la noche. Ella se extrañó de la presencia de Quique, era su ex y desde que lo dejaron no se habían cruzado a penas la palabra. Aún así se alegró de verle.


Entraron con una tasa del alcohol en sangre que triplicaba los niveles permitidos para la conducción pero como no tenían coche "sudaban" de todo. Bailaron pogo hasta reventarse en cada planta de la discoteca, hicieron mil fotos estúpidas y más estupideces dignas del más tonto. Flipaban con los efectos que producía el aumento de tiempo que mantenía abierto el obturador de la cámara, las imágenes se triplicaban y se producían sombras y efectos muy artísticos.


Todo se quedó oscuro. Quique la agarró del brazo y la besó. Ella, acostumbrada a las juergas del verano, no sólo se dejó besar sino que sacó su faceta más animal y se dedicó a disfrutar, se abandonó a los instintos primarios...


Cuando recuperó la consciencia se vió a sí misma en su cocina, con Quique demostrando sus negadas dotes para desbrochar corsés. No sabía si debía pero en ese momento necesitaba sexo urgentemente y sin más dilación, así que, se quitó el corsé y se llevó a Quique a la cama. Fue el polvo más patético, penoso y lamentable que recuerda. Estaba cansada, borracha y aburrida. Sólo pensaba en que terminase y echarse a dormir para dejar de escuchar esa música que aún le taladraba los tímpanos y que hacía que sus pies botasen.


A la mañana siguiente se despertó y vió que a su lado había alguien. No recordaba nada de la noche anterior hasta que vió el corsé en el suelo.


-MIERDA, JODER. Despierta.

-¿Qué pasa?
-Nada, que tengo hoy jaleo, tienes que irte. Venga, arriba.
-Voy, voy...

Él se fue entre sorprendido y enfadado, jodido más bien.


Joder tronca eres imbécil, ¿quién cojones te manda follarte a tu ex? Un plauso para tu estupidez irrecuperable...


Ya pasaban de las dos de la tarde y se puso a cocinar, aunque no tenía hambre sabía que eso la distraería de su error nocturno.


Llamada entrante.


-¿Sí?

-¿Qué haces con tu cuerpo? No sé nada de ti ligueritos.
-Puuuto Feliiipe ¿qué pasa con tu vida tío?
-Invítame a una cocacola y te lo cuento.
-A lo que quieras. A las cinco en mi casa.
-Vale.