lunes, 25 de febrero de 2013

Secantes


Lo confieso, eres mi eterno antojo. 

Quiero encenderte y desatarte, cegar tu razón y ganarte. 
Deja que te enseñe el otro lado, donde no existen las mentiras amables ni las excusas polivalentes. Donde la respiración se vuelve intermitente. 
Ojalá fueses más valiente. Caliente,
sin necesidad de escondites, sin pudor, sin compasión.
Deja que te arrastre a mi mundo paralelo, allí vivimos sin complejos, lo externo se reduce a reflejos.
Los límites los pondrá mi imaginación y nunca te prohibiré sobrepasarlos.
Dale la vuelta a tu vida, desordena tus manías alternándolas con las mías. Creemos algo nuevo.

domingo, 17 de febrero de 2013

Fibras deshilachadas.





Y caer desde lo más alto al recordar la desintegración parcial de mi cómoda posición. Ver desde abajo que una vez fui yo la que estuvo allí, mirando desde aquel tejado donde solía veranear.

Sí, hemos perdido la adherencia, se desgastó de tanto derrapar y al fin y al cabo tenía que pasar.
Va a dolerte, yo lo sé, pero no me dejas otra opción que deshacerme; en mil partículas invisibles y repartirme por el mundo sin estar en ningún sitio y en todos a la vez.
Tú eres hielo y yo soy fuego. Yo te fundo y tú me apagas, y al final ya no queda nada.

domingo, 10 de febrero de 2013

Tagliatelle NERO DI SEPPIA

Qué feliz fui el otro día cuando me encontré una oferta de la máquina que tanto andaba buscando: la maravillosa MACCHINA PER PASTA FRESCA. Como veis sigo en mi línea de utilizar el camino más largo para llegar a mi objetivo, lo aplico a todo y a la cocina no iba a ser menos. Es cierto que se tarda pero no es nada difícil y merece la pena si eres un incondicional de la pasta. Lo único que me da pena es haber dejado los estudios de italiano porque vamos, la pasta fresca me sale mejor que la de la mia mamma sin duda.

INGREDIENTES PARA LA PASTA: para tres alegres individuos

150gr. de harina de trigo
1 huevo L
1 sobre de tinta de calamar 

PREPARACIÓN:

La vamos a liar en la cocina así que importantísimo que esté todo limpio y que lo tengamos todo bien a mano. En un bol echamos la harina y abrimos un hueco en el centro, en ese hueco echamos el huevo sin batir y el sobre de tinta. Con una cuchara removemos bien en el centro para que se mezclen el huevo y la tinta y la harina se vaya añadiendo ella solita poco a poco. Removemos el contenido hasta que se forme una pasta compacta (yo le tuve que echar un poquito de agua para que cogiese humedad). Ahora amasamos la bola con las manos, primero dentro del bol para juntarlo todo bien y después, sobre una tabla, la amasamos unos cinco minutillos hasta que no se nos pegue en las manos y esté elástica y suavecita. Si se necesita se puede echar algo más de harina sobre la tabla. Una vez hecho esto envolvemos la bola con film transparente y la dejamos reposar 30 minutos. Mientras, nos lavamos las manos que estarán llenas de pegotes de harina, tinta, ect, y la tabla. Colocamos la máquina sensacional en un extremo de la tabla y extendemos un paño limpio (preferentemente de los que no suelten pelusas, por favor) en la mesa. Cortamos con un cuchillo una porción de masa del tamaño de una nuez y la pasamos por la muesca más grande de los rodillos. Iremos estirando la masa pasándola por todas las muescas, una por una, hasta que lleguemos al grosor que buscamos (yo la dejé al 2). Si vemos que se pega espolvoreamos un poco más de harina. Una vez estirada la dejamos tal cual sobre el paño de cocina. Este proceso lo hacemos con toda la bolita.
Después cortamos la pasta con la máquina en forma de tagliatelle (pero vamos que se puede hacer la forma que nos apetezca: espagueti, tallarines, macarrones... ahí la cosa va en gustos, incluso podemos hacer tortellini o raviolli).
Una vez cortada la dejamos "tendida" sobre un palo para que se seque. Si la vamos a usar el mismo día la dejamos así un mínimo de 15 minutos y si no la podemos dejar secar completamente y disponer de ella hasta un máximo de 3 meses después de haberla hecho. MERECE LA PENA.

Al lío con la salsa.

INGREDIENTES:

250 gr. de gambas peladas congeladas, que son más baratas.
2 puerros
Una lata de espárragos blancos finitos
Una lata de berberechos al natural (con mejillones mola más pero no tenía)
2 guindillas cayena secas
2 dientes de ajo
Aceite de oliva
Sal

PREPARACIÓN:

Descongelamos las gambas y las limpiamos bien, que siempre tienen bigotillos y patitas por ahí sueltos y no mola encontrárselos. Las secamos un poco con papel de cocina. En una sartén grandota echamos dos cucharadas de aceite de oliva y los dos ajitos picados junto con las guindillas, cuando empiecen a dorar echamos las gambas sin piedad y removemos. Las dejamos ahí agonizando y mientras lavamos bien los puerros quitándoles las raíces y haciendo dos cortes verticales en la parte superior en forma de cruz, los metemos bajo el chorro de agüita y quitamos toda la tierra, TODA, POR FAVOR. Ahora los cortamos en juliana y los dejamos aburrirse hasta que se hagan las gambas. Cuando estés hechas las sacamos a un plato y añadimos en la sartén otras dos cucharadas de aceite y los puerros con una cucharadita de sal. Dejamos que se pochen y cuando empiecen a tomar color echamos la lata de berberechos previamente escurridos y la de espárragos (que casi mejor si los cortamos un poco). A los 4 minutillos volvemos a echar las gambas y lo dejamos cocinar a fuego muy bajo para que se integren los sabores.

(Esta parte ya os la sabéis todos)

En una gran cazuela echamos bien de agua y la ponemos al fuego tapadita. Cuando hierva echamos la pasta fresca y la cocemos entre 2 y 3 minutillos, la escurrimos y la echamos en la sartén de la salsa NO LA REMOJAMOS CON AGUA FRÍA. Removemos y servimos solos o con queso rallado por encima. QUÉ RICO.


sábado, 9 de febrero de 2013

35º

Míralas, las tienes dominadas y ya no quieren tocar nada. Pobres ilusas esperando impacientes las horas que impones. Míralos ahora a ellos que se erizan anhelando un contacto que no llega, que no salta la barrera. Y los de abajo, inventándose excusas para no obedecerme cuando les digo que debemos irnos y los de arriba bloqueando las señales neuroquímicas que podrían aliviar la desazón. Mi cuerpo no atiende a razones, es más Tauro de lo que decían; se mueve por impulsos y con cabezonería y sólo hay un sedante capaz de hacerlo descansar.

domingo, 3 de febrero de 2013

Bienvenida a mi reino. Parte II

Olía a churros y orina, a fiesta. A manzanas de caramelo y algodón de azúcar. A kalimotxo derramado, a hierba, a excesos. La gente se hacía hueco como podía entre la multitud. Atravesaban grupos y se colaban entre las conversaciones ajenas, era el caos definitivo. No se podía encontrar a nadie en aquella masa juvenil, o eso pensaban hasta que vieron a los demás, sentados entre basura y botellas; en una colina cuyo césped manifestaba una galopante alopecia. Después de saludar Celia se marchó a buscar a unas viejas amigas y ella se quedó allí, abrió su cerveza y se introdujo en la partida de mus como mera observadora. No tenía ganas de jugar, sólo quería reiniciar su mente y dejarse llevar, sentir cómo el alcohol empezaba a dominarla apoderándose de sus, cada vez más sonoras, carcajadas.
-¡NO CRRREO! Gritó. Se levantó y bajó corriendo colina abajo para saludar a Felipe, que charlaba con otro chico. -¡FEAAA! Giró la cabeza, era Dorian. Los dos se acercaron a ella. ¿Ibas a saludarla? Tú primero. -No, no, por favor. Tú primero. 
Hay que ver lo caballerosos que eran a veces. Tan caballerosos que al final ninguno la saludó y sin más desaparecieron. -Estas cosas sólo me pasan a mí... decía en su cabeza mientras volvía a entregarse a su cerveza. Más tarde supo que Dorian se fue con Laura y Felipe con Noe.
Sólo eran las once y media pero no encontró ninguna razón para quedarse. De vuelta a casa pensaba que aquella había sido una de las tardes más incongruente e insípida de su vida. Vaya descanso del estudio. Pensó. Si lo sé, me quedo en mi sofá.

[...]

-Cartera, llaves, Abono, dinero, mechero, tabaco, botella, chicles, móvil... sí, está todo. SE LEVANTA DE MAL HUMOR, SIEMPRE POR LA MAÑANA. TRES DE AZÚCAR EN EL CAFÉ...-¿Sí? Sí, iba a salir ya pero acabo de vaciar el bolso entero para cogerlo... Venga, bajo en ya.

-Bueno, bueno... ¿pero y tú? ¿Dónde vas con esos ligueros, sucia? -A tomar de todo menos decisiones, ¿quién viene al final? -Nadie, los de siempre.
  
Hacía calor para ser Mayo y salieron como si nunca lo hubieran hecho en la vida, desatadas, fin de exámenes. Dispuestas a todo con tal de divertirse. 
En aquel banco se estaba bien, la compañía era inmejorable y el alcohol y los porros se paseaban sin prisas por las manos de todos los allí presentes. Se respiraba calma en aquella plaza abierta, iluminada por una farola, tres carteles publicitarios y el neón de un veinticuatro horas.
Escuchaba atentamente la definición de Noe. -Es un tío genial, me encanta, pero no quiero tener algo serio, no sé, me lo paso bien    y ya está. ¿Hablaste con él? ¿Viene al final? -Sí, tranquila. Le convencí. -Eres la mejor. 
Se presentó con su halo de singularidad y sus ojos se clavaron en aquella prenda inusual. -¡JODER! ¿Llevas ligueros? Grande. Ahora vengo. -La has cagado. Le dijo una voz masculina en el oído izquierdo. No te lo vas a quitar de encima en toda la noche. -¿Por qué? -Le privan los ligueros. 
La cola de entrada era infinita pero consiguieron entrar gratis y fue un alivio porque llevaba la cartera vacía. Muse resonaba por toda la sala y la gente, saltaba y gritaba. Aquellos que estaban algo bebidos gritaban más, era fácil diferenciarlos pero sin duda la que más gritaba era ella. Felipe iba y venía: dos minutos con Noe, quince con ella y los demás.
Break your happy home. Learn to sing along to the music, to the music...
No es recomendable escuchar ciertas canciones cuando te has bebido siete copas de ron y un chupito de tequila. Estaban solos, Felipe y ella. No sabía nada del resto, no le importaba, estaba justo donde quería y no debía estar en ese momento. Empujó a Felipe contra una pared. I'm falling in love with your favourite song... Él, entre sorprendido y encantado, se abandonó. Ella mandaba. I'm gonna sing it all night long... Empezó a desabrochar botones. -Me gusta tu camisa... (Le dijo al oído) ... pero me gusta más lo que hay debajo. I'm gonna dance with somebody. Otro botón desahuciado. Dance with somebody. Otro. Dance. Otro. Dance. Otro. DANCEEEE! La sala se iluminó un segundo. Fue suficiente para retomar el control sobre sí misma y alejarse justo antes de provocar una cilogénesis explosiva. Él se abrochó, lo entendió e hizo lo que tenía que hacer: se fue con Noe. Aquí no había pasado nada, no había testigos, nadie tendría por qué saberlo nunca.
Encontró a los demás perdidos entre los acordes, todo estaba bien. En dos días viajaría a otra ciudad.