viernes, 30 de agosto de 2013

C'est ma vie.

No me pidas que asigne signos lingüísticos a sentimientos atípicos. Son acciones que no se deben cometer porque entonces, todo el mundo podría llegar a interpretar o comprender lo que hemos hecho y yo no necesito la aprobación, de nadie más. 

Hemos vivido bajo la luna, escapando del sol, que al final nos devolvería a la sensatez. Hemos gritado mientras nadábamos en mareas de borrachos tan ebrios como tú y yo. Hemos caminado como ratas bajo la lluvia y nos han echado de todos los rincones. 
Hemos robado, hemos amado y hemos sido Libertad. 

Mira los ojos del resto, les jode comparar sus absurdas historias con la nuestra, porque El mundo, tú y yo sabemos que como nosotros no hay más.

miércoles, 7 de agosto de 2013

Segundo



Nicotina y alquitrán para paliar el paso lento de las catatónicas agujas de mi reloj, tan blanco como tu culo y apago el cigarrillo; en el rocío residual y qué más da; si tú no estás ni cuando estás. 
Vivo ligada al olor, un olor. El olor de tu habitación un tórrido sábado de verano.

domingo, 4 de agosto de 2013

Ne me quitte pas.

Me pides que hable en francés, que sea tímida y recatada. Que sonría y me ruborice y diga a todo que sí; que te persiga y te moleste a todas horas como una niña pequeña y que me ilusione con caramelos de fresa. 
Que me ponga vestiditos con volantes y puntillas ajustados con corsé, que no te aguante la mirada y que me altere si estás cerca. 

Yo hablo castellano con y sin tacos. Soy directa y, a veces, brusca. Río a carcajadas y si no estoy conforme me manifiesto; si desapareces desaparezco. Causa-efecto. Y soy de encajes y no de puntillas aunque en lo del corsé estemos de acuerdo. Enseño los dientes y los ligueros y nunca bajo la mirada. Lo que me altera no es tu cercanía sino tu diarrea verbal y tu falta de iniciativa.

Deja de intentar cambiarme y adaptarme a tus fantasías. Mírame, soy yo y soy así.
Me conoces, sabes lo quiero y es a ti; a ti así, tal como eres. Yo no te quiero cambiar.

viernes, 2 de agosto de 2013

Salvaje.

¿Quieres ver cómo lo escribo? Las salvajes no guardamos luto. 

Nosotras sabemos qué es lo que queremos. 
Somos fieras sedientas con uñas kilométricas y colmillos afilados. Somos el mal sueño de una noche turbulenta. No tenemos miedo de ganar o perder porque este es nuestro juego y nunca tendrá fin. No puedes ponernos cadenas ni amordazarnos; aquí somos nosotras las que atamos. No te creas mejor que nosotras sólo porque este no sea tu modo de vivir. No necesitamos que nos entiendas ni necesitamos tus llamadas. Tampoco tus caricias. Seguiremos siendo esa fracción de la población que no necesita disfraz de hada para visitar una nueva almohada.

No queremos los minutos que te sobran ni las proposiciones que no eres capaz de cumplir. No nos gustan tus excusas ni nos gustan las naranjas.