domingo, 20 de octubre de 2013

La mañana de mañana.

Al levantarse siempre se tropieza con las zapatillas, aunque encienda la luz que corona la cima de su estantería de apuntes infinitos. Recorre el pasillo hasta llegar a la cocina y se sirve un café. Siempre desayuna con dibujos animados porque por muchos años que llegue a cumplir, en el fondo siempre será una niña traviesa.
Luego vuelve a su habitación y se lía un cigarrillo que, acto seguido, enciende en el baño. Se mira en el espejo y sus ojeras le dibujan una sonrisa; su ausencia significaría que la noche anterior no le vio.
Entonces se para a pensar en todas las historias que ha vivido y se da cuenta de lo afortunada que es de poder vivir así como vive, rodeada de un estrés que le ayuda a realizar todo cuanto se propone: trabajos, exposiciones, tareas del hogar y viajes veraniegos en cualquier estación del año.
Aprendió a base de caídas, pero aprendió; a valorar su vida y la del resto y a ordenar su tiempo, aunque no su habitación, siempre llena de papeles y libros, de ropa y recuerdos de momentos que se niega a olvidar.
Ella al levantarse siempre está despeinada y sonriente porque sabe que algún día volverá a estar a medio centímetro de ti y no a cuatrocientos kilómetros.

viernes, 30 de agosto de 2013

C'est ma vie.

No me pidas que asigne signos lingüísticos a sentimientos atípicos. Son acciones que no se deben cometer porque entonces, todo el mundo podría llegar a interpretar o comprender lo que hemos hecho y yo no necesito la aprobación, de nadie más. 

Hemos vivido bajo la luna, escapando del sol, que al final nos devolvería a la sensatez. Hemos gritado mientras nadábamos en mareas de borrachos tan ebrios como tú y yo. Hemos caminado como ratas bajo la lluvia y nos han echado de todos los rincones. 
Hemos robado, hemos amado y hemos sido Libertad. 

Mira los ojos del resto, les jode comparar sus absurdas historias con la nuestra, porque El mundo, tú y yo sabemos que como nosotros no hay más.

miércoles, 7 de agosto de 2013

Segundo



Nicotina y alquitrán para paliar el paso lento de las catatónicas agujas de mi reloj, tan blanco como tu culo y apago el cigarrillo; en el rocío residual y qué más da; si tú no estás ni cuando estás. 
Vivo ligada al olor, un olor. El olor de tu habitación un tórrido sábado de verano.

domingo, 4 de agosto de 2013

Ne me quitte pas.

Me pides que hable en francés, que sea tímida y recatada. Que sonría y me ruborice y diga a todo que sí; que te persiga y te moleste a todas horas como una niña pequeña y que me ilusione con caramelos de fresa. 
Que me ponga vestiditos con volantes y puntillas ajustados con corsé, que no te aguante la mirada y que me altere si estás cerca. 

Yo hablo castellano con y sin tacos. Soy directa y, a veces, brusca. Río a carcajadas y si no estoy conforme me manifiesto; si desapareces desaparezco. Causa-efecto. Y soy de encajes y no de puntillas aunque en lo del corsé estemos de acuerdo. Enseño los dientes y los ligueros y nunca bajo la mirada. Lo que me altera no es tu cercanía sino tu diarrea verbal y tu falta de iniciativa.

Deja de intentar cambiarme y adaptarme a tus fantasías. Mírame, soy yo y soy así.
Me conoces, sabes lo quiero y es a ti; a ti así, tal como eres. Yo no te quiero cambiar.

viernes, 2 de agosto de 2013

Salvaje.

¿Quieres ver cómo lo escribo? Las salvajes no guardamos luto. 

Nosotras sabemos qué es lo que queremos. 
Somos fieras sedientas con uñas kilométricas y colmillos afilados. Somos el mal sueño de una noche turbulenta. No tenemos miedo de ganar o perder porque este es nuestro juego y nunca tendrá fin. No puedes ponernos cadenas ni amordazarnos; aquí somos nosotras las que atamos. No te creas mejor que nosotras sólo porque este no sea tu modo de vivir. No necesitamos que nos entiendas ni necesitamos tus llamadas. Tampoco tus caricias. Seguiremos siendo esa fracción de la población que no necesita disfraz de hada para visitar una nueva almohada.

No queremos los minutos que te sobran ni las proposiciones que no eres capaz de cumplir. No nos gustan tus excusas ni nos gustan las naranjas.

sábado, 13 de julio de 2013

Bienvenida a mi reino. Parte IV

A las siete la fiesta terminó y Julian se ofreció para acompañarla en el metro, compartían barrio. Estaba incómoda porque no quería tener que volver a rechazarle y sospechaba que sucedería.

El veloz coche entró en la estación y abrió sus puertas metálicas, se sentaron en los incómodos asientos de color beige y crema, en los que se pegan las piernas los días de calor. Cuando levantó la viste se dio cuenta de que las dos personas que estaba enfrente no eran otros sino Noe y Felipe. Noe estaba especialmente sonriente, se habrían enrollado, era de esperar...

Intentó por todos los medios bajarse una estación antes o después de la suya para no tener que bajar con Julian pero él se le había pegado como una lapa y no había forma de deshacerse de su compañía. 
Salieron del metro y empezaron a caminar, sin hablar. Al llegar al punto donde cada uno tomaría un camino la cogió de la mano.-Quédate. -No, estoy cansada. -Venga, te invito a un piti. Toma. -Gracias. No sabía cómo escapar de allí sin quedar mal y decidió pensar la manera de hacerlo mientras se fumaba el cigarrillo. Él la miraba esperando una reacción, un "bésame". Ella tiró la colilla al suelo y él la besó, la pilló tan desprevenida que se dejó besar. Quizás fue culpa del alcohol, de Felipe, de Noe. Quizás fue culpa suya.
La manos de Julian empezaron a desabrocharle el sujetador y sintió asco. -¿Qué pasa? -¿Eh? Nada. Me voy. -¿Qué? ¿Vas a dejarme así? -Ya te he dicho que estoy cansada. -Venga, no seas tonta, vámonos al parque ese que te lo vas a pasar muy bien. -Me das asco. Y se fue, se fue corriendo calle abajo con sus cuñas y su minifalda. Se fue sin darse la vuelta y sin decir nada más. Se oyó un lejano "eres una calientapollas" procedente de lo alto de la cuesta, lo que le dió una razón más para seguir corriendo, las otras nunca las supo. Siguió corriendo y durante ese kilómetro y medio sólo se odió. Iba a joderle la historia de amor a su amiga, lo sabía y aunque no quería hacerle daño era consciente de que pasaría. Tarde o temprano nadie podría frenarlos.

Pavo picante de la Vera

Abres la nevera y ves dos pimientos morrones enormes y ¿qué haces con ellos? ¿Los asas? Sería una opción muy acertada si no estuviéramos a 40º C a la sombra, como para encender el horno...
No, no. Mejor inventarse algo que se pueda comer caliente, templado, frío... Pavo de La Vera.

INGREDIENTES

500 g. de trozos de carne de pavo (muslo mejor que pechuga)
2 pimientos morrones grandes, muy grandes
Vinagre de Módena
Pimentón de La Vera (dulce y picante)
Perejil
Ajo en polvo
Sal
Aceite de oliva

PREPARACIÓN

Enganchar un buen cuchillo y dejar los pimientos en tiras finas (finas de verdad). En un wok o sartén amplia añadir entre dos y tres cucharadas de aceite y poner a fuego medio-alto. Cuando esté caliente se echan ahí los pimientos, sin contemplaciones, aunque chisporroteen y chillen (es aconsejable removerlos). Acto seguido añadimos la sal y tapamos para que se cocinen en su jugo.

Cuando estén blanditos añadimos un chorrete de vinagre y bajamos el fuego para que se evapore lentamente. Al cabo de unos tres minutos echamos los trocitos de pavo, el perejil y una cucharadita de ajo en polvo. Ahora viene el puntazo: 3 cucharaditas de pimentón dulce y una de pimentón picante. Luego removemos bien y volvemos a tapar. Lo suyo es dejarlo ahí a fuego bajo unos 25 minutos para que el pavo quede blandito, claro que depende del grosor de los trozos, los míos eran pequeñitos, como de bocao.

Buen provecho.


(Se me olvidó sacarle una foto, pero el resultado fue algo similar a esa que he robado de internet)

Y como he dicho se puede tomar a cualquier temperatura porque con las sobras me hice una ensalada de lechuga y le eché el pavito este y tan ricamente.

martes, 2 de julio de 2013

Oreo cheesecake estilo Japón y pensamientos tontos

Hoy tampoco vienes, qué novedad... el día en que aparezcas (si es que lo haces) tiraré fuegos artificiales y confeti o lo mismo te ato a la pata de la mesa y no te dejo desaparecer nunca más. Sí, se me está yendo la pinza, tampoco es nada nuevo.

INGREDIENTES

3 huevos tamaño L
30 grs de maizena
24 galletas Oreo
250 grs de queso Philadelphia
70 grs de azúcar moreno
1 cucharadita de levadura en polvo
50 ml de leche y un poco más para mezclar

PREPARACIÓN


Ponte el delantal y métele ritmo a la cocina. Sube el volumen coño, que tiemblen los botes de lentejas. Hace calor en mi cocina pero podría hacer mucho más (otra ida de pinza). Empecemos con calma a ver, desempaqueta las 24 galletas y no te las comas. Ábrelas de una en una y pon en un bol el relleno y en una bolsa de congelar las dos mitades de galleta (este proceso es un auténtico coñazo en verano cuando el relleno está blandurrio). Una vez separado todo esto vierte en el bol del relleno los 70 grs de azúcar moreno y remueve bien con unas varillas mientras meneas el culo al ritmo de sabe dios qué música que estarás escuchando. Cuando se acabe la canción o lo veas oportuno añade el queso y menéate de nuevo hasta que todo esté bien mezcladito, reserva en algún rincón. 









Acuérdate de algo que realmente te joda, mucho, una putada grande y engancha la bolsa de las galletas, extiéndela sobra la mesa y dale duro con el rodillo hasta que te canses, hasta que sueltes toda la mala hostia. Dicen que cocinar con amor y cariño es la clave pero joder, así te quedas más a gusto ;) Vacía la bolsa en otro bol y añade un chorrete de leche e integra bien,

tiene que quedar húmedo pero no pastoso, que no se pegue a las manos (si te mola el rollo convencional échale mantequilla en vez de leche como a una tarta de queso de toda la vida). Extiende la pasta esta negra en el fondo de un molde para horno y apriétala bien. 

Ahora ábrete una cervecita, que hace calor y hay que hidratarse.

Engancha otra vez el bol del queso y eso y hale echa la maizena y la levadura, y bueno, la leche también (50ml) fiesta, fiesta.
Pilla otro bol limpio más y echa en él las claras de los huevos, las yemas en el del queso, por favor. Ahora viene lo gracioso si no tienes batidora eléctrica de varillas... Monta las claras a punto de nieve (je, je, yo sí tengo batidora y las monto mientras bailo). Porás parar cuando estén firmes como culos de culturistas y no antes. Ahora bate que bate el bol que contiene todo (yo sigo tirando de batidora y tal). Venga vale, mira el whatsapp, qué te va a dar algo, no vaya a ser que te hayan mandado 154 mensajes y no te hayas enterado.

Cuando despegues tu cara del móvil enciende el horno con calor arriba y abajo a unos 170º y mete una bandeja honda con agua.  
Ve añadiendo poco a poco la mezcla marroncilla en el bol de las claras cuidando de que no se bajen mucho, espera una canción más y cuando el agua hierva mete ahí tu estupendo bol con petróleo en el fondo y la mezcla color beige encima, en 20 - 35 minutos tendrás una tarta con la que lucirte. 
Cigarrito pa'l pecho, por lo bien que lo hemos hecho.  

¿Ves? Si hubieras venido no estaría fumando, al menos no todavía. Siéntete un poco culpable o mañana no te llevo un trozo. 

sábado, 8 de junio de 2013

Bienvenida a mi reino. Parte III

Lanzarote, qué semana... Siete días, durmiendo dos horas de media, bebiendo 8 copas de media, fumando dos porros de media, follando sí, y rompiéndose las medias...

Sólo escribió a Felipe una vez. Suficiente para saber si aún pensaba en ella.

Después de pasar tres días durmiendo se despertó en su habitación. Estaba tal y como la dejó al irse. Sus calcetines sin pareja, sus camisetas arrugadas y sus zapatos apiñados bajo la cama. Su pared llena de cuadros de grandes autores que se mezclaban con sus dibujos inacabados. Sus mecheros y sus ceniceros. Sonaba su teléfono una vez más; era Noe.
-¿Ya has vuelto a la vida?
-Eso parece...
-Esta noche vamos al Queo por mi cumple, ¿vendrás?
-En principio sí.
-Genial, estaremos en Callao a las once.
-Allí estaré. Ciao bella.
-Te quiero.

Miniminifalda, minicamiseta y cuñas. Era lo bueno del verano, no hacía falta mucho más para salir de noche. Salió a comerse la ciudad, en días como aquel solía convertirse en pura feromona y así cien ojos en el metro la devoraron cuando entró, cuando recorrió el vagón contoneándose al ritmo de su mp3, cuando puso esa cara al sentarse...

Cuando llegó a la plaza los hielos ya se estaban derritiendo atrapados en los vasos de plástico, muriendo sin remedio entre alcohol barato y refrescos dulces. Ella también se sirvió y saludó a todos. La noche prometía ser como cualquier otra y mientras oía cómo Ana le contaba una historia a la que no prestaba la más mínima atención una mano le tapó los ojos, otra mano le acarició el muslo y unos labios articularon una frase en su oído... 
- Mis botones se preguntan dónde están tus ligueros esta noche.
-Creían que no vendríais y se han negado a salir.
-Llámales.
La besó en la mejilla y se fue a saludar a los demás. Joder, la cosa cambiaba; ahora sí que se alegraba de haber salido.
Cantaban y gritaban por la calle, meaban entre los coches y dejaban basura por todas partes. Los vecinos les tiraban cubos de agua por las terrazas y lejos de espantarles les animaban más, hacía demasiado calor y ella lo sentía más que nadie. De pronto en los altavoces portátiles esa canción: I'm gonna DANCE! Sus ojos buscaron los de Felipe y viceversa. La bailaron como si nunca hubieran bailado, la gritaron desgarrándose las gargantas. Dios mío, me vuelves loca. Pensaba.
Al terminar la canción se dio cuenta de que Noe estaba sola sentada en un banco, en una esquina y se acercó. Creo que se sentía culpable.
-¿Qué haces aquí sola tía?
-Nada, no sé, estoy de bajón.
-¿Y eso?
-No sé, Felipe está raro tía, pasa de mi culo...
-Bah, no te rayes. Está pedo, es eso. Voy por una copa. Ve con estos anda.
-Vale...
Dejó a Noe bien acompañada y mientras se servía ron barato Felipe la cogió de la cintura.
-Deja algo para los demás, ¿no?
-Toma idiota, para ti.
-Vente y nos la bebemos ahí.
¿Sabéis cómo son esos parques infantiles que tienen un tobogán y una especie de caseta? Pues ahí se sentaron, semiescondidos en mitad de la plaza, solos y a la vez rodeados. Solos. A estas alturas en lo último que pensaba era en Noe...
-Ven, acércate. Decía Felipe, y ella obedecía sin más. -¿Tú lo ves normal?¿Cómo se te ocurre venir sin la mitad de la falda y aparentar que no ha pasado nada?
-¿Y tú? Calla esos botones por el amor de dios, llevan toda la noche gritándome que los desabroche...
-No lo harás.
Le desabrochó la camisa y le miró. -Mucho mejor. Se sentó encima de él y le acarició el pelo.
-Estás loca, pueden vernos. -No, eres tú el que me vuelve así. -Vámonos, esto no es buena idea...
Sí, él llevaba razón. Claro que sí, pero le abría arrancado los pantalones con los dientes.
Le siguió hasta la plaza y se sentó con Ana.
-No te entiendo.
-¿Qué?
-¿Qué cojones estás haciendo? ¿Vas de súper amiga con Noe y te enrollas con Felipe?
-¿Qué? Yo no me he enrollado con Felipe, se te va de las manos.
-Ya, claro... ¿y qué hacíais ahí solos?
-Hablar, joder. HABLAR. ¿Es que ahora está prohibido o algo así?
-Tú misma. Y se fue.



viernes, 7 de junio de 2013

Pumpún, pumpún...

Imagina por un segundo que todo tu cuerpo fuese un latido.
Imagina que te contraes y te expandes 
incesantemente y que la frecuencia va en aumento. 
Imagina este momento.

Siente cómo te atrapa y doblégate a su antojo.
Déjate dominar, la resistencia sólo lo empeora.
Distingue el cambio de ritmo
de tu respiración. Se corta. El oxígeno se escapa.
Sí... ahora sí puedes saber qué siente alguien
como yo
cuando se le acerca alguien
como tú.

Ciao.

"Qué tontería." Me decía. 
"¿No puedes dejar de decir chorradas?" Se reía y en el fondo me dolía. 
Mi boca obligada pronunciaba "Estoy nerviosa..." y mis manos sólo querían atravesar esa frontera, tirarle en aquel incómodo mueble rodeado de espejos. Desparramar todos esos utensilios extravagantes, tirarlo todo, romper cristales, gritar entre gemidos, deshidratarle...

Cuántas veces me controlo. Quizás deje de hacerlo.  

martes, 4 de junio de 2013

Próxima estación: desconexión.

El luminoso hablaba su mismo idioma en otro color y la orquesta entró en Acacias con su música del Este, una orquesta de un sólo miembro que no se cansaba de interpretar la misma canción parada tras parada. De pronto, el ritmo cambió y les dio las gracias con un "Viva España" que ella odiaba. Lo odiaba porque sin querer le recordaba todas las estúpidas costumbres de su país, costumbres arcaicas y desfasadas que muchos se empeñaban en alabar y defender.
El contrapunto lo ponían los turistas con su lingua musical. Che cosa più bella... Planeaban otro día más en la ciudad, su ciudad, su Madrid. Su Madrid le duele, su Madrid la quiere y ella le quiere dejar y si lo hace le escuece, retrocede.
Chueca, mitad de camino, mitad de tortura.

"Háblame en tu lengua..." Le decía a él y él... él se reía. 

La música calló hace tiempo y no se había dado cuenta, todos sus sentidos percibían el color de la tinta del bolígrafo con el que escribía: negro, como las alas de su costado. Sabe que ha vuelto a nacer, que ha vuelto a vivir y aún así sólo puede pensar en qué estará diciendo el tipo que tiene al lado izquierdo. Esas palabras la embriagan y ni siquiera las entiende, son poesía en su mente, sólo allí. Cierra los occhi e imagina que eres tú quien le habla y no. Tú, la mejor mitad de su Dorian Grey.

miércoles, 1 de mayo de 2013

Pisto con huevo. PONGÁMONOS HASTA EL CULO DE PAN.

Antes de irse de viaje es primordial vaciar la nevera, así que, AL LÍO.

INGREDIENTES: (una persona con hambre)

Media cebolla
Tres tomates pequeños
Medio pimiento verde
Medio pimiento rojo
Medio calabacín pequeño
Aceite de oliva
Sal
Azúcar
Un huevo 

PREPARACIÓN:

Cortamos todos los ingredientes en trozos más o menos del mismo tamaño. Ponemos aceite de oliva en la sartén a calentar (ahí al gusto o a la dieta), cuando esté caliente echamos lo primero la cebolla junto con el pimiento (da igual el color, los dos), removemos de vez en cuando y cuando esté bien pochado añadimos el calabacín y seguimos igual durante unos 5 minutillos, añadimos el tomate y cuando éste cambie de color (más naranja) echamos una cucharadita de azúcar y la sal. Luego removemos alegremente mientras cantamos alguna canción en inglés (es primordial inventarse la letra) y echamos el huevo ahí, sin miramientos y a la que empiece a cuajar removemos sin piedad y lo destrozamos. Cuando esté bien cuajado enganchamos la barra de pan y hala, a gozar como gorrinos.

lunes, 29 de abril de 2013

Abril polar.

Un día como hoy abrí los ojos, abrí mis alas.
Un día como hoy descubrí que sé vivir siempre que quiero. Que hay más huesos que los tuyos. Que las fronteras se pueden cruzar y que decir que no es síntoma de cobardía.
Aquel día también supe que la lluvia sólo dura lo que tarda en salir el sol y en mi ventana brilla siempre y hace brotar los tulipanes que planté cuando por ti me desangraba. Ellos viven sin tus manos y yo... yo también.




jueves, 4 de abril de 2013

DG

Nunca me paro a pensar en cuántas líneas te dedico. 
No sabría responderte si preguntases por qué. 
No necesito tenerte, ni olvidarte.
Quizás visto así resulte ridículo, siempre contra el mismo viento grave de tu voz drogada. Siempre con las mismas ganas. Perderlo todo y quedarme en nada.
Sólo respiro al olor de tu llegada.

lunes, 25 de febrero de 2013

Secantes


Lo confieso, eres mi eterno antojo. 

Quiero encenderte y desatarte, cegar tu razón y ganarte. 
Deja que te enseñe el otro lado, donde no existen las mentiras amables ni las excusas polivalentes. Donde la respiración se vuelve intermitente. 
Ojalá fueses más valiente. Caliente,
sin necesidad de escondites, sin pudor, sin compasión.
Deja que te arrastre a mi mundo paralelo, allí vivimos sin complejos, lo externo se reduce a reflejos.
Los límites los pondrá mi imaginación y nunca te prohibiré sobrepasarlos.
Dale la vuelta a tu vida, desordena tus manías alternándolas con las mías. Creemos algo nuevo.

domingo, 17 de febrero de 2013

Fibras deshilachadas.





Y caer desde lo más alto al recordar la desintegración parcial de mi cómoda posición. Ver desde abajo que una vez fui yo la que estuvo allí, mirando desde aquel tejado donde solía veranear.

Sí, hemos perdido la adherencia, se desgastó de tanto derrapar y al fin y al cabo tenía que pasar.
Va a dolerte, yo lo sé, pero no me dejas otra opción que deshacerme; en mil partículas invisibles y repartirme por el mundo sin estar en ningún sitio y en todos a la vez.
Tú eres hielo y yo soy fuego. Yo te fundo y tú me apagas, y al final ya no queda nada.

domingo, 10 de febrero de 2013

Tagliatelle NERO DI SEPPIA

Qué feliz fui el otro día cuando me encontré una oferta de la máquina que tanto andaba buscando: la maravillosa MACCHINA PER PASTA FRESCA. Como veis sigo en mi línea de utilizar el camino más largo para llegar a mi objetivo, lo aplico a todo y a la cocina no iba a ser menos. Es cierto que se tarda pero no es nada difícil y merece la pena si eres un incondicional de la pasta. Lo único que me da pena es haber dejado los estudios de italiano porque vamos, la pasta fresca me sale mejor que la de la mia mamma sin duda.

INGREDIENTES PARA LA PASTA: para tres alegres individuos

150gr. de harina de trigo
1 huevo L
1 sobre de tinta de calamar 

PREPARACIÓN:

La vamos a liar en la cocina así que importantísimo que esté todo limpio y que lo tengamos todo bien a mano. En un bol echamos la harina y abrimos un hueco en el centro, en ese hueco echamos el huevo sin batir y el sobre de tinta. Con una cuchara removemos bien en el centro para que se mezclen el huevo y la tinta y la harina se vaya añadiendo ella solita poco a poco. Removemos el contenido hasta que se forme una pasta compacta (yo le tuve que echar un poquito de agua para que cogiese humedad). Ahora amasamos la bola con las manos, primero dentro del bol para juntarlo todo bien y después, sobre una tabla, la amasamos unos cinco minutillos hasta que no se nos pegue en las manos y esté elástica y suavecita. Si se necesita se puede echar algo más de harina sobre la tabla. Una vez hecho esto envolvemos la bola con film transparente y la dejamos reposar 30 minutos. Mientras, nos lavamos las manos que estarán llenas de pegotes de harina, tinta, ect, y la tabla. Colocamos la máquina sensacional en un extremo de la tabla y extendemos un paño limpio (preferentemente de los que no suelten pelusas, por favor) en la mesa. Cortamos con un cuchillo una porción de masa del tamaño de una nuez y la pasamos por la muesca más grande de los rodillos. Iremos estirando la masa pasándola por todas las muescas, una por una, hasta que lleguemos al grosor que buscamos (yo la dejé al 2). Si vemos que se pega espolvoreamos un poco más de harina. Una vez estirada la dejamos tal cual sobre el paño de cocina. Este proceso lo hacemos con toda la bolita.
Después cortamos la pasta con la máquina en forma de tagliatelle (pero vamos que se puede hacer la forma que nos apetezca: espagueti, tallarines, macarrones... ahí la cosa va en gustos, incluso podemos hacer tortellini o raviolli).
Una vez cortada la dejamos "tendida" sobre un palo para que se seque. Si la vamos a usar el mismo día la dejamos así un mínimo de 15 minutos y si no la podemos dejar secar completamente y disponer de ella hasta un máximo de 3 meses después de haberla hecho. MERECE LA PENA.

Al lío con la salsa.

INGREDIENTES:

250 gr. de gambas peladas congeladas, que son más baratas.
2 puerros
Una lata de espárragos blancos finitos
Una lata de berberechos al natural (con mejillones mola más pero no tenía)
2 guindillas cayena secas
2 dientes de ajo
Aceite de oliva
Sal

PREPARACIÓN:

Descongelamos las gambas y las limpiamos bien, que siempre tienen bigotillos y patitas por ahí sueltos y no mola encontrárselos. Las secamos un poco con papel de cocina. En una sartén grandota echamos dos cucharadas de aceite de oliva y los dos ajitos picados junto con las guindillas, cuando empiecen a dorar echamos las gambas sin piedad y removemos. Las dejamos ahí agonizando y mientras lavamos bien los puerros quitándoles las raíces y haciendo dos cortes verticales en la parte superior en forma de cruz, los metemos bajo el chorro de agüita y quitamos toda la tierra, TODA, POR FAVOR. Ahora los cortamos en juliana y los dejamos aburrirse hasta que se hagan las gambas. Cuando estés hechas las sacamos a un plato y añadimos en la sartén otras dos cucharadas de aceite y los puerros con una cucharadita de sal. Dejamos que se pochen y cuando empiecen a tomar color echamos la lata de berberechos previamente escurridos y la de espárragos (que casi mejor si los cortamos un poco). A los 4 minutillos volvemos a echar las gambas y lo dejamos cocinar a fuego muy bajo para que se integren los sabores.

(Esta parte ya os la sabéis todos)

En una gran cazuela echamos bien de agua y la ponemos al fuego tapadita. Cuando hierva echamos la pasta fresca y la cocemos entre 2 y 3 minutillos, la escurrimos y la echamos en la sartén de la salsa NO LA REMOJAMOS CON AGUA FRÍA. Removemos y servimos solos o con queso rallado por encima. QUÉ RICO.


sábado, 9 de febrero de 2013

35º

Míralas, las tienes dominadas y ya no quieren tocar nada. Pobres ilusas esperando impacientes las horas que impones. Míralos ahora a ellos que se erizan anhelando un contacto que no llega, que no salta la barrera. Y los de abajo, inventándose excusas para no obedecerme cuando les digo que debemos irnos y los de arriba bloqueando las señales neuroquímicas que podrían aliviar la desazón. Mi cuerpo no atiende a razones, es más Tauro de lo que decían; se mueve por impulsos y con cabezonería y sólo hay un sedante capaz de hacerlo descansar.

domingo, 3 de febrero de 2013

Bienvenida a mi reino. Parte II

Olía a churros y orina, a fiesta. A manzanas de caramelo y algodón de azúcar. A kalimotxo derramado, a hierba, a excesos. La gente se hacía hueco como podía entre la multitud. Atravesaban grupos y se colaban entre las conversaciones ajenas, era el caos definitivo. No se podía encontrar a nadie en aquella masa juvenil, o eso pensaban hasta que vieron a los demás, sentados entre basura y botellas; en una colina cuyo césped manifestaba una galopante alopecia. Después de saludar Celia se marchó a buscar a unas viejas amigas y ella se quedó allí, abrió su cerveza y se introdujo en la partida de mus como mera observadora. No tenía ganas de jugar, sólo quería reiniciar su mente y dejarse llevar, sentir cómo el alcohol empezaba a dominarla apoderándose de sus, cada vez más sonoras, carcajadas.
-¡NO CRRREO! Gritó. Se levantó y bajó corriendo colina abajo para saludar a Felipe, que charlaba con otro chico. -¡FEAAA! Giró la cabeza, era Dorian. Los dos se acercaron a ella. ¿Ibas a saludarla? Tú primero. -No, no, por favor. Tú primero. 
Hay que ver lo caballerosos que eran a veces. Tan caballerosos que al final ninguno la saludó y sin más desaparecieron. -Estas cosas sólo me pasan a mí... decía en su cabeza mientras volvía a entregarse a su cerveza. Más tarde supo que Dorian se fue con Laura y Felipe con Noe.
Sólo eran las once y media pero no encontró ninguna razón para quedarse. De vuelta a casa pensaba que aquella había sido una de las tardes más incongruente e insípida de su vida. Vaya descanso del estudio. Pensó. Si lo sé, me quedo en mi sofá.

[...]

-Cartera, llaves, Abono, dinero, mechero, tabaco, botella, chicles, móvil... sí, está todo. SE LEVANTA DE MAL HUMOR, SIEMPRE POR LA MAÑANA. TRES DE AZÚCAR EN EL CAFÉ...-¿Sí? Sí, iba a salir ya pero acabo de vaciar el bolso entero para cogerlo... Venga, bajo en ya.

-Bueno, bueno... ¿pero y tú? ¿Dónde vas con esos ligueros, sucia? -A tomar de todo menos decisiones, ¿quién viene al final? -Nadie, los de siempre.
  
Hacía calor para ser Mayo y salieron como si nunca lo hubieran hecho en la vida, desatadas, fin de exámenes. Dispuestas a todo con tal de divertirse. 
En aquel banco se estaba bien, la compañía era inmejorable y el alcohol y los porros se paseaban sin prisas por las manos de todos los allí presentes. Se respiraba calma en aquella plaza abierta, iluminada por una farola, tres carteles publicitarios y el neón de un veinticuatro horas.
Escuchaba atentamente la definición de Noe. -Es un tío genial, me encanta, pero no quiero tener algo serio, no sé, me lo paso bien    y ya está. ¿Hablaste con él? ¿Viene al final? -Sí, tranquila. Le convencí. -Eres la mejor. 
Se presentó con su halo de singularidad y sus ojos se clavaron en aquella prenda inusual. -¡JODER! ¿Llevas ligueros? Grande. Ahora vengo. -La has cagado. Le dijo una voz masculina en el oído izquierdo. No te lo vas a quitar de encima en toda la noche. -¿Por qué? -Le privan los ligueros. 
La cola de entrada era infinita pero consiguieron entrar gratis y fue un alivio porque llevaba la cartera vacía. Muse resonaba por toda la sala y la gente, saltaba y gritaba. Aquellos que estaban algo bebidos gritaban más, era fácil diferenciarlos pero sin duda la que más gritaba era ella. Felipe iba y venía: dos minutos con Noe, quince con ella y los demás.
Break your happy home. Learn to sing along to the music, to the music...
No es recomendable escuchar ciertas canciones cuando te has bebido siete copas de ron y un chupito de tequila. Estaban solos, Felipe y ella. No sabía nada del resto, no le importaba, estaba justo donde quería y no debía estar en ese momento. Empujó a Felipe contra una pared. I'm falling in love with your favourite song... Él, entre sorprendido y encantado, se abandonó. Ella mandaba. I'm gonna sing it all night long... Empezó a desabrochar botones. -Me gusta tu camisa... (Le dijo al oído) ... pero me gusta más lo que hay debajo. I'm gonna dance with somebody. Otro botón desahuciado. Dance with somebody. Otro. Dance. Otro. Dance. Otro. DANCEEEE! La sala se iluminó un segundo. Fue suficiente para retomar el control sobre sí misma y alejarse justo antes de provocar una cilogénesis explosiva. Él se abrochó, lo entendió e hizo lo que tenía que hacer: se fue con Noe. Aquí no había pasado nada, no había testigos, nadie tendría por qué saberlo nunca.
Encontró a los demás perdidos entre los acordes, todo estaba bien. En dos días viajaría a otra ciudad.

miércoles, 30 de enero de 2013

Bienvenida a mi reino. Parte I

Era una noche como otra cualquiera, pero sin tacones. Una noche de risas, amigos, alcohol y música estridente. Uno de esos jueves que prometen. Un jueves noche, en deportivas.
Cuando llegó allí ya estaban casi todos y saludó con un simple grito desgarrador: ¡EEEEEESSSSSSOOOOOOSSSSSSSS! Ella era la discreción personificada. Y allí llegó, acompañada de una botella del peor ron, un vaso y una Fanta de Limón. -Celia, nena, ¿me das un par de hielos? -Claro joder, coge los que quieras. -¡Gracias fea! -¿Sabes quién viene esta noche? -Dorian, ya lo sé... -No, no. No me refería a eso. Viene un tío genial, es súper divertido, ya verás. Se llama Felipe. -¡PFFFFFFFF! ¿FELIPE? ¿EN SERIO? Vaya nombrecito regio. Ja, ja, ja. - Boba... ja, ja, ja.
Bebieron una, dos, tres, cuatro, cinco, seis copas y al sacar un cigarrillo se dio cuenta de que su mechero se había fugado, qué extraño, siempre le pasaba lo mismo. -¡Ehhh, chavvvvalessss! ¿Tennnéis fuedggo? Les preguntó mientras se acercaba. -Sí, toma. -Coooooño, Fer, ¡si ndo te había rgeconociddo! ¿Qué tal? ¿Qué hacess con ttu vidda? -Nada, aquí que Felipe me ha obligado a venir... Vas to' pedo hija... -¡COOOÑÑOO!¡El fadmosso Felipe!¿Edes tú? JA, JA, JA, JA. Qué fuerdtte todo. - Sí. JA, JA, JA, ¡HOOOLA!
Tras este breve pero intenso saludo entraron en la discoteca. El Drum n' Bass se apoderó de ella, de sus oídos y de su cuerpo y se abandonó al ritmo frenético. Saltaba y saltaba y no paraba de empujarse con gente que no había visto en su vida... Celia la cogió del brazo y la llevó al baño, también iba bastante colocada. Si las hubierais visto no diríais que eran dos chicas responsables, educadas y de conducta casi ejemplar. -¡Tía mira! ¡He colado esta botella! Le dijo a Celia, entre risas y nerviosismo. -¡PUTA JEFA! Ha venido Felipe al final, ¿a que es mono? -¿Sí? No sé, pero era gracioso. ¿Tienes un vaso o bebemos a pelo? -PONTE UN CHUPITO IPSOFACTO. Y así lo hizo, uno y luego otro y otros dos más. Metieron la botella de nuevo en el bolso y salieron a la pista, cámara en mano, dispuestas a inmortalizar otra noche de excesos y de luces intermitentes, de buen rollo generalizado. Y entre los flashes brillaron esos malditos ojos verdes, sí, Dorian, allí estaba, a dos insignificantes pasos y medio. Empezó a bailar haciéndose la despistada y se puso a su lado, él la rodeó con los brazos y besó su mejilla, acto seguido desapareció, como siempre hacía. A veces, cuando estaba tan borracha no sabía si él era sólo una invención o si realmente estaba allí.
Saltó durante cuatro horas más junto a Celia, eran inseparables, las dos estaban igual de locas, las dos tenían el mismo nombre y los mismos problemas; las dos, a veces, eran una sola. Celia entonces recordó su botella de ron y se fue a la entrada de los baños a echar otro trago. -¡Eh, avariciosa! Dame un poco, ¿no? Le dijo mientras le guiñaba un ojo y sonreía como sólo él sabía. -Claro Dorian, ¿dónde te habías metido? -Fui a fumar y me encontré a unos amigos fuera y hemos estado en el Irlandés, no les dejaban pasar. -Ah... Le devolvió la botella. -Bueno, ¿bailamos un rato o qué? Y le cogió del brazo y se lo llevó, la noche era suya y el momento también, nadie podía arrebatárselo ahora. Bailaron, si es que a lo que hicieron se le puede llamar así, más bien se empujaban y se reían. -Voy al baño, espérame. -Vale. Siguió bailando sola y entre el tumulto vio a Felipe besando a una de sus amigas, Noe. Se alegró por ella y siguió a lo suyo. Se le acercaron otros dos amigos y bailó con ellos y cuando Dorian regresó la miró y se fue a la barra. Ella le siguió. -¿Qué te pasa cielo? -Nada. -¿Estás bien? -No. Le abrazó y le besó la frente, él se soltó y pidió otra copa. -No pidas, aún tengo ron. -Da igual. -Dorian ¿qué ha pasado? -Nada, joder. Y entonces se dio cuenta. -¿Qué cojones te has metido en el baño? -Déjame en paz. Y lo hizo, le dejó en paz. Para ella sus palabras eran órdenes casi siempre.
Se fue con Celia al amanecer y lo que había empezado como una noche perfecta se convirtió en el recuerdo amargo de un "déjame en paz" que resonaría durante horas. A Celia ya le cansaban las historias de Dorian, pero la escuchaba atentamente porque la quería y porque sabía que la necesitaba.   

Llegó el viernes y con él la resaca, era fiesta gracias algún Santo, pero el lunes empezaban con los exámenes y si no estudiaba ese día se le acumularía todo. Se levantó tarde, sí pero se tomó un café y un par de magdalenas con un buen Spidifen y se puso a ello. Sólo paró para comer y para buscar un cenicero. A las siete y media su móvil empezó a cantar Jungle Boogie, era Celia. -Esssssa, deja ya de estudiar y vámonos a las fiestas del Almendro. -Joder tronca, CLARO QUE SÍ. A las nueve en punto estaban ya saliendo por la puerta... 

Re-huerto de bacalao.

Como bien es sabido odio cocinar las legumbres al modo tradicional, a mí los pucheros humeantes me dan grima casi siempre. Sí, señores, me lo como todo frío o templado (menos los gratinados y eso).
Así que, he aquí un nuevo invento, el Re-huerto de Bacalao. Fácil, rápido y sabroso.

INGREDIENTES: para 4 personas o 3 lobos hambrientos

- Una bolsa de verduras congeladas variadas (pimiento, cebolla, champiñones, brócoli y judías verdes)
- Una lata de pimientos del piquillo
- Un bote de garbanzos cocidos.
- Una bandeja de unos 300gr. de bacalao desalado.
- Pimentón
- Perejil
- Aceite de oliva
- Sal y pimienta

PREPARACIÓN: 

En una cazuela maja echamos un poco de aceite y ponemos a calentar, una vez caliente echamos las verduras sin descongelar. Cuando las verduras estén descongeladas añadimos las migas de bacalao y tapamos. Abrimos el bote de garbanzos y los escurrimos y lavamos hasta que deje de salir espuma. Los añadimos en la cazuela y cortamos los pimientos del piquillo en tiras, los echamos y removemos. Añadimos poca sal (por si el bacalao no está bien desalado) una cucharada de pimentón, un poco de pimienta y de perejil y dejamos cocinar a fuego suave unos doce minutos, removiendo de vez en cuando.

Más fácil ya no se me ocurre.

Te dejo entrar.

Te dejo entrar, porque me das la calma que mi genética me negó y por hacer de cada minuto una espera, deliciosa, hasta que la culminas con cualquier espontaneidad.
Sí, te dejo entrar. Siempre y a cualquier hora. Me elevas, anulas la Ley de la Gravedad.
Despiertas mi curiosidad y sacas del letargo a mis sentidos pasmados por la realidad.
Te miro y veo.
Las formas que dibujas con tu perfil dinámico, en constante evolución.
Te huelo y respiro.
Hueles a libertad, a historias, a vida, a sueños por cumplir.
Te toco y siento.
Se te eriza el bello y me haces cosquillas en las entrañas. 
Te oigo y escucho. 
Son tus pasos que se acercan y me envuelven en seguridad. 
Te beso y vuelo.
O eso haré cuando suceda. 

martes, 29 de enero de 2013

Narraciones decadentes


1.85 metros. Complexión atlética, pelo negro, piel muy blanca y mirada perdida. Manos ágiles con los instrumentos de cuerda y con los papeles de liar. Siempre tenía una sonrisa amable y le gustaba la música que nadie conocía, odiaba a The Beatles porque decía que estaban demasiado escuchados, sobrevalorados. Él prefería alguna canción de Beck. Se llamaba... bueno, de eso ya habrá tiempo. El caso es que había quedado para tomar algo y como siempre, llegaba media hora tarde. En una fría esquina le estaba esperando ella, con su inexistente minifalda gris y sus calzas negras; con su abrigo de plumas y su gorro peludo. Ella nunca pasaba desapercibida y menos cuando sonreía así.
Entraron al bar de siempre y se sentaron en un sofá, pidieron dos pintas y hablaron, hablaron de todo. Tocaron todos los temas que se pueden tocar en una conversación entre dos personas atípicas y tocaron sus pieles, aunque sólo fueron roces fugaces.
-Perdonad, ¿váis a tomar algo más? Es que ese grupo de ahí está esperando una mesa y si no váis a pedir nada más agradeceríamos que os fuéseis.
Se fueron sí, sin pagar. Ella no soportaba que la echasen de los sitios y no estaba dispuesta a pagar aquella pinta con final amargo.
En la calle hacía frío, el Enero madrileño es lo que tiene, y a ella se le hacía tarde, perdería el autobús si no se iba ya y aún así fue ella la que le acompañó a él a su parada. Allí había cuatro señoras de avanzada edad y  altos moños de peluquería que desafiaban a la gravedad y que desentonaban a esas horas de la noche, pero también esperaban a aquel estúpido autobús. Les observaban y sacaban conclusiones aunque ellos, absortos en sus conversaciones de doble sentido no se daban cuenta. Así pasaron veinte minutos más hasta que ella vio llegar su autobús al lado contrario de la calle y él, que era un caballero la acompañó y tras una eterna despedida de sonrisas, abrazos y un cobarde beso en la comisura de los labios se subió al autobús pensando en que por qué demonios no le habría besado y se lo habría llevado a algún oscuro rincón; y él, él volvió a su parada con las alegres ancianitas.

Cuando ella llego a casa, defraudada consigo misma, lo primero que hizo fue encender el ordenador, quería seguir hablando con él, siempre quería más.
Al cabo del rato una ventana emergió en la pantalla y era él:

XY: ¿Te acuerdas de que te dije que no te puedes fiar de los termometros de la calle? Cuando quedamos marcaba -2ºC que lo vi contigo y luego, en la parada de las viejas 5ºC. Que por cierto, les molé, ya te lo dije ja,ja,ja.

XX: ¿A quién? ¿A las viejas? Ja, ja, ja. Estabas locas contigo. *Estaban. ¿Qué les diste?

XY: Me contaron de todo, no sé. Estaban empeñadas en que había una historia de amor pasional entre tú y yo, no había forma de convencerlas; era como si les estropearas la novela. Y luego casi se sientan conmigo en el bus.

XX: Ay, qué monas ja, ja, ja.

XY: Pero hice un Juan Tamariz hacia atrás ja,ja

XX: Tío, pero así nunca sabrás el final de la novela, ¡no dejes solas a las abuelas!
XY: Que canteo, tampoco eran tan mayores...

XX: A lo mejor se criaron en un pueblo perdido.

XY: Colmenar Viejo ja, ja, ja. Hubo mucha conversación como ves.

XX: Sí, pero la historia de amor pasional me ha matado.

XY: Me decían: -Pero no te vayas a la playa muchacho, que la vas a echar de menos...
XX: ¿Me echaste de menos en la playa?

XY: Sí, un poco sí, y lo sabes. Las abuelas me hicieron caer en razón. Ja, ja, ja.

XX: Ja, ja, ja. No te preocupes que yo también te eché de menos y no me lo dijo ninguna abuela.

XY: Ja, ja, ja, ja. Qué guay.

XX: De hecho el otro día, cuando me dijiste que habías vuelto antes, me hice una fiesta a mí misma sin saber por qué. Fue muy gracioso porque acto seguido el router se fue al carajo.
XY: Subida de tensión por la fiesta. Ja, ja, ja. Sí, yo me hubiera quedado un par de días más, pero sí te echaba de menos, sí. No me hubiera quedado tres.
[...]

Un año, un año entero pasaron sin verse y casi sin hablar y cuando se volvieron a ver ella seguía igual: alegre, cálida, enamorada; pero él ya sólo se preocupaba de tener suficiente suministro de hierba. Le habían echado de su casa, tenía problemas con la justicia y ni un duro en el bolsillo. Ella supo enseguida que esa sería una de las últimas veces que le vería, aunque quería pensar que podía ayudarle de alguna manera, pero nunca pudo. Él no se dejaba ayudar.



Ella, 1,72 de alegría infinita y piel canela, ojos negros penetrantes y sonrisa afilada; siempre con un cigarrillo en la mano, mujer de curvas; de escotes infinitos y minúsculas minifaldas. Ella prefería a The Beatles. Llevaba una vida aparentemente sencilla, rodeada de personas que la querían y que la valoraban pero convivía con su peor enemiga. La llamó Equis y durante algún tiempo dominó todas sus acciones. Equis se adueñó de su vida y de sus relaciones, discutía constantemente con todo el mundo y se pasaba las horas sola paseando por la ciudad. Equis no comía nunca, se alimentaba de las curvas que a ella le quitaba y se lo prohibía todo. Equis devoró 26 kilos de masa corporal y toda su luz. Le hacía mentir a todas horas.
Estuvieron a punto de internarla aquella Navidad y cuando ya no pudo más le pidió ayuda. Creyó que él estaría a su lado y que juntos conseguirían echar a Equis. Él se limitó a preocuparse aquella noche y nunca más.

Afortunadamente, ella contaba con la ayuda de innumerables personas que sí la querían y que la apoyaron e incluso la obligaron a hacer cosas contra su voluntad. Cosas que le salvaron la vida y que nunca olvidará. Y ahora que ya estaba bien se preguntaba cómo estaría él, dónde viviría y si no era demasiado tarde. La pobre le perdonó el hecho de que la dejase tirada sólo porque creyó que él ya tenía demasiados problemas y que no podía con más. Ilusa.
Le volvió a ver. Cuarenta minutos de reloj duró el encuentro y la conversación más estúpida que jamás había tenido. No os podéis hacer la idea de la cara que se le quedó cuando él le dijo que estaba dispuesto a follársela de vez en cuando pero que no la quería, que estaba horrible y que le gustaba más antes. Qué delicados y sutiles pueden ser a veces los hombres. No creo que haya peores palabras que decirle a una mujer que acaba de salvar su vida por los pelos y que lo único que ha intentado ha sido hacerle sonreír siempre.
[...]

Hoy ella es otra, olvidó toda esta historia y vive su vida como quiere, ya no va a perder más tiempo. Si os la encontráis sabréis quién es por su forma de caminar. Pisa fuerte y a buen ritmo, nada la podrá parar.