miércoles, 30 de enero de 2013

Bienvenida a mi reino. Parte I

Era una noche como otra cualquiera, pero sin tacones. Una noche de risas, amigos, alcohol y música estridente. Uno de esos jueves que prometen. Un jueves noche, en deportivas.
Cuando llegó allí ya estaban casi todos y saludó con un simple grito desgarrador: ¡EEEEEESSSSSSOOOOOOSSSSSSSS! Ella era la discreción personificada. Y allí llegó, acompañada de una botella del peor ron, un vaso y una Fanta de Limón. -Celia, nena, ¿me das un par de hielos? -Claro joder, coge los que quieras. -¡Gracias fea! -¿Sabes quién viene esta noche? -Dorian, ya lo sé... -No, no. No me refería a eso. Viene un tío genial, es súper divertido, ya verás. Se llama Felipe. -¡PFFFFFFFF! ¿FELIPE? ¿EN SERIO? Vaya nombrecito regio. Ja, ja, ja. - Boba... ja, ja, ja.
Bebieron una, dos, tres, cuatro, cinco, seis copas y al sacar un cigarrillo se dio cuenta de que su mechero se había fugado, qué extraño, siempre le pasaba lo mismo. -¡Ehhh, chavvvvalessss! ¿Tennnéis fuedggo? Les preguntó mientras se acercaba. -Sí, toma. -Coooooño, Fer, ¡si ndo te había rgeconociddo! ¿Qué tal? ¿Qué hacess con ttu vidda? -Nada, aquí que Felipe me ha obligado a venir... Vas to' pedo hija... -¡COOOÑÑOO!¡El fadmosso Felipe!¿Edes tú? JA, JA, JA, JA. Qué fuerdtte todo. - Sí. JA, JA, JA, ¡HOOOLA!
Tras este breve pero intenso saludo entraron en la discoteca. El Drum n' Bass se apoderó de ella, de sus oídos y de su cuerpo y se abandonó al ritmo frenético. Saltaba y saltaba y no paraba de empujarse con gente que no había visto en su vida... Celia la cogió del brazo y la llevó al baño, también iba bastante colocada. Si las hubierais visto no diríais que eran dos chicas responsables, educadas y de conducta casi ejemplar. -¡Tía mira! ¡He colado esta botella! Le dijo a Celia, entre risas y nerviosismo. -¡PUTA JEFA! Ha venido Felipe al final, ¿a que es mono? -¿Sí? No sé, pero era gracioso. ¿Tienes un vaso o bebemos a pelo? -PONTE UN CHUPITO IPSOFACTO. Y así lo hizo, uno y luego otro y otros dos más. Metieron la botella de nuevo en el bolso y salieron a la pista, cámara en mano, dispuestas a inmortalizar otra noche de excesos y de luces intermitentes, de buen rollo generalizado. Y entre los flashes brillaron esos malditos ojos verdes, sí, Dorian, allí estaba, a dos insignificantes pasos y medio. Empezó a bailar haciéndose la despistada y se puso a su lado, él la rodeó con los brazos y besó su mejilla, acto seguido desapareció, como siempre hacía. A veces, cuando estaba tan borracha no sabía si él era sólo una invención o si realmente estaba allí.
Saltó durante cuatro horas más junto a Celia, eran inseparables, las dos estaban igual de locas, las dos tenían el mismo nombre y los mismos problemas; las dos, a veces, eran una sola. Celia entonces recordó su botella de ron y se fue a la entrada de los baños a echar otro trago. -¡Eh, avariciosa! Dame un poco, ¿no? Le dijo mientras le guiñaba un ojo y sonreía como sólo él sabía. -Claro Dorian, ¿dónde te habías metido? -Fui a fumar y me encontré a unos amigos fuera y hemos estado en el Irlandés, no les dejaban pasar. -Ah... Le devolvió la botella. -Bueno, ¿bailamos un rato o qué? Y le cogió del brazo y se lo llevó, la noche era suya y el momento también, nadie podía arrebatárselo ahora. Bailaron, si es que a lo que hicieron se le puede llamar así, más bien se empujaban y se reían. -Voy al baño, espérame. -Vale. Siguió bailando sola y entre el tumulto vio a Felipe besando a una de sus amigas, Noe. Se alegró por ella y siguió a lo suyo. Se le acercaron otros dos amigos y bailó con ellos y cuando Dorian regresó la miró y se fue a la barra. Ella le siguió. -¿Qué te pasa cielo? -Nada. -¿Estás bien? -No. Le abrazó y le besó la frente, él se soltó y pidió otra copa. -No pidas, aún tengo ron. -Da igual. -Dorian ¿qué ha pasado? -Nada, joder. Y entonces se dio cuenta. -¿Qué cojones te has metido en el baño? -Déjame en paz. Y lo hizo, le dejó en paz. Para ella sus palabras eran órdenes casi siempre.
Se fue con Celia al amanecer y lo que había empezado como una noche perfecta se convirtió en el recuerdo amargo de un "déjame en paz" que resonaría durante horas. A Celia ya le cansaban las historias de Dorian, pero la escuchaba atentamente porque la quería y porque sabía que la necesitaba.   

Llegó el viernes y con él la resaca, era fiesta gracias algún Santo, pero el lunes empezaban con los exámenes y si no estudiaba ese día se le acumularía todo. Se levantó tarde, sí pero se tomó un café y un par de magdalenas con un buen Spidifen y se puso a ello. Sólo paró para comer y para buscar un cenicero. A las siete y media su móvil empezó a cantar Jungle Boogie, era Celia. -Esssssa, deja ya de estudiar y vámonos a las fiestas del Almendro. -Joder tronca, CLARO QUE SÍ. A las nueve en punto estaban ya saliendo por la puerta... 

Re-huerto de bacalao.

Como bien es sabido odio cocinar las legumbres al modo tradicional, a mí los pucheros humeantes me dan grima casi siempre. Sí, señores, me lo como todo frío o templado (menos los gratinados y eso).
Así que, he aquí un nuevo invento, el Re-huerto de Bacalao. Fácil, rápido y sabroso.

INGREDIENTES: para 4 personas o 3 lobos hambrientos

- Una bolsa de verduras congeladas variadas (pimiento, cebolla, champiñones, brócoli y judías verdes)
- Una lata de pimientos del piquillo
- Un bote de garbanzos cocidos.
- Una bandeja de unos 300gr. de bacalao desalado.
- Pimentón
- Perejil
- Aceite de oliva
- Sal y pimienta

PREPARACIÓN: 

En una cazuela maja echamos un poco de aceite y ponemos a calentar, una vez caliente echamos las verduras sin descongelar. Cuando las verduras estén descongeladas añadimos las migas de bacalao y tapamos. Abrimos el bote de garbanzos y los escurrimos y lavamos hasta que deje de salir espuma. Los añadimos en la cazuela y cortamos los pimientos del piquillo en tiras, los echamos y removemos. Añadimos poca sal (por si el bacalao no está bien desalado) una cucharada de pimentón, un poco de pimienta y de perejil y dejamos cocinar a fuego suave unos doce minutos, removiendo de vez en cuando.

Más fácil ya no se me ocurre.

Te dejo entrar.

Te dejo entrar, porque me das la calma que mi genética me negó y por hacer de cada minuto una espera, deliciosa, hasta que la culminas con cualquier espontaneidad.
Sí, te dejo entrar. Siempre y a cualquier hora. Me elevas, anulas la Ley de la Gravedad.
Despiertas mi curiosidad y sacas del letargo a mis sentidos pasmados por la realidad.
Te miro y veo.
Las formas que dibujas con tu perfil dinámico, en constante evolución.
Te huelo y respiro.
Hueles a libertad, a historias, a vida, a sueños por cumplir.
Te toco y siento.
Se te eriza el bello y me haces cosquillas en las entrañas. 
Te oigo y escucho. 
Son tus pasos que se acercan y me envuelven en seguridad. 
Te beso y vuelo.
O eso haré cuando suceda. 

martes, 29 de enero de 2013

Narraciones decadentes


1.85 metros. Complexión atlética, pelo negro, piel muy blanca y mirada perdida. Manos ágiles con los instrumentos de cuerda y con los papeles de liar. Siempre tenía una sonrisa amable y le gustaba la música que nadie conocía, odiaba a The Beatles porque decía que estaban demasiado escuchados, sobrevalorados. Él prefería alguna canción de Beck. Se llamaba... bueno, de eso ya habrá tiempo. El caso es que había quedado para tomar algo y como siempre, llegaba media hora tarde. En una fría esquina le estaba esperando ella, con su inexistente minifalda gris y sus calzas negras; con su abrigo de plumas y su gorro peludo. Ella nunca pasaba desapercibida y menos cuando sonreía así.
Entraron al bar de siempre y se sentaron en un sofá, pidieron dos pintas y hablaron, hablaron de todo. Tocaron todos los temas que se pueden tocar en una conversación entre dos personas atípicas y tocaron sus pieles, aunque sólo fueron roces fugaces.
-Perdonad, ¿váis a tomar algo más? Es que ese grupo de ahí está esperando una mesa y si no váis a pedir nada más agradeceríamos que os fuéseis.
Se fueron sí, sin pagar. Ella no soportaba que la echasen de los sitios y no estaba dispuesta a pagar aquella pinta con final amargo.
En la calle hacía frío, el Enero madrileño es lo que tiene, y a ella se le hacía tarde, perdería el autobús si no se iba ya y aún así fue ella la que le acompañó a él a su parada. Allí había cuatro señoras de avanzada edad y  altos moños de peluquería que desafiaban a la gravedad y que desentonaban a esas horas de la noche, pero también esperaban a aquel estúpido autobús. Les observaban y sacaban conclusiones aunque ellos, absortos en sus conversaciones de doble sentido no se daban cuenta. Así pasaron veinte minutos más hasta que ella vio llegar su autobús al lado contrario de la calle y él, que era un caballero la acompañó y tras una eterna despedida de sonrisas, abrazos y un cobarde beso en la comisura de los labios se subió al autobús pensando en que por qué demonios no le habría besado y se lo habría llevado a algún oscuro rincón; y él, él volvió a su parada con las alegres ancianitas.

Cuando ella llego a casa, defraudada consigo misma, lo primero que hizo fue encender el ordenador, quería seguir hablando con él, siempre quería más.
Al cabo del rato una ventana emergió en la pantalla y era él:

XY: ¿Te acuerdas de que te dije que no te puedes fiar de los termometros de la calle? Cuando quedamos marcaba -2ºC que lo vi contigo y luego, en la parada de las viejas 5ºC. Que por cierto, les molé, ya te lo dije ja,ja,ja.

XX: ¿A quién? ¿A las viejas? Ja, ja, ja. Estabas locas contigo. *Estaban. ¿Qué les diste?

XY: Me contaron de todo, no sé. Estaban empeñadas en que había una historia de amor pasional entre tú y yo, no había forma de convencerlas; era como si les estropearas la novela. Y luego casi se sientan conmigo en el bus.

XX: Ay, qué monas ja, ja, ja.

XY: Pero hice un Juan Tamariz hacia atrás ja,ja

XX: Tío, pero así nunca sabrás el final de la novela, ¡no dejes solas a las abuelas!
XY: Que canteo, tampoco eran tan mayores...

XX: A lo mejor se criaron en un pueblo perdido.

XY: Colmenar Viejo ja, ja, ja. Hubo mucha conversación como ves.

XX: Sí, pero la historia de amor pasional me ha matado.

XY: Me decían: -Pero no te vayas a la playa muchacho, que la vas a echar de menos...
XX: ¿Me echaste de menos en la playa?

XY: Sí, un poco sí, y lo sabes. Las abuelas me hicieron caer en razón. Ja, ja, ja.

XX: Ja, ja, ja. No te preocupes que yo también te eché de menos y no me lo dijo ninguna abuela.

XY: Ja, ja, ja, ja. Qué guay.

XX: De hecho el otro día, cuando me dijiste que habías vuelto antes, me hice una fiesta a mí misma sin saber por qué. Fue muy gracioso porque acto seguido el router se fue al carajo.
XY: Subida de tensión por la fiesta. Ja, ja, ja. Sí, yo me hubiera quedado un par de días más, pero sí te echaba de menos, sí. No me hubiera quedado tres.
[...]

Un año, un año entero pasaron sin verse y casi sin hablar y cuando se volvieron a ver ella seguía igual: alegre, cálida, enamorada; pero él ya sólo se preocupaba de tener suficiente suministro de hierba. Le habían echado de su casa, tenía problemas con la justicia y ni un duro en el bolsillo. Ella supo enseguida que esa sería una de las últimas veces que le vería, aunque quería pensar que podía ayudarle de alguna manera, pero nunca pudo. Él no se dejaba ayudar.



Ella, 1,72 de alegría infinita y piel canela, ojos negros penetrantes y sonrisa afilada; siempre con un cigarrillo en la mano, mujer de curvas; de escotes infinitos y minúsculas minifaldas. Ella prefería a The Beatles. Llevaba una vida aparentemente sencilla, rodeada de personas que la querían y que la valoraban pero convivía con su peor enemiga. La llamó Equis y durante algún tiempo dominó todas sus acciones. Equis se adueñó de su vida y de sus relaciones, discutía constantemente con todo el mundo y se pasaba las horas sola paseando por la ciudad. Equis no comía nunca, se alimentaba de las curvas que a ella le quitaba y se lo prohibía todo. Equis devoró 26 kilos de masa corporal y toda su luz. Le hacía mentir a todas horas.
Estuvieron a punto de internarla aquella Navidad y cuando ya no pudo más le pidió ayuda. Creyó que él estaría a su lado y que juntos conseguirían echar a Equis. Él se limitó a preocuparse aquella noche y nunca más.

Afortunadamente, ella contaba con la ayuda de innumerables personas que sí la querían y que la apoyaron e incluso la obligaron a hacer cosas contra su voluntad. Cosas que le salvaron la vida y que nunca olvidará. Y ahora que ya estaba bien se preguntaba cómo estaría él, dónde viviría y si no era demasiado tarde. La pobre le perdonó el hecho de que la dejase tirada sólo porque creyó que él ya tenía demasiados problemas y que no podía con más. Ilusa.
Le volvió a ver. Cuarenta minutos de reloj duró el encuentro y la conversación más estúpida que jamás había tenido. No os podéis hacer la idea de la cara que se le quedó cuando él le dijo que estaba dispuesto a follársela de vez en cuando pero que no la quería, que estaba horrible y que le gustaba más antes. Qué delicados y sutiles pueden ser a veces los hombres. No creo que haya peores palabras que decirle a una mujer que acaba de salvar su vida por los pelos y que lo único que ha intentado ha sido hacerle sonreír siempre.
[...]

Hoy ella es otra, olvidó toda esta historia y vive su vida como quiere, ya no va a perder más tiempo. Si os la encontráis sabréis quién es por su forma de caminar. Pisa fuerte y a buen ritmo, nada la podrá parar.

jueves, 24 de enero de 2013

Sobre mí.

Hay cosas que se ven a simple vista como que me gusta llevar el pelo de dos colores, los labios rojos y las botas sucias; pero hay otras cosas que no son tan obvias y que me encanta decir.
Me gusta inventarme las letras de las canciones en inglés y entonar como si cantase bien cuando recojo mi habitación. Casi nunca hago la cama y, en invierno, no me veréis salir de casa sin una bufanda. Sólo soy capaz de dormir si la persiana está completamente bajada y, a veces, hasta me pongo antifaz y si no tengo me tapo la cara con la manta o 
con lo que pille. Tendré tropecientos pijamas, pero siempre me pongo los mismos y eso 
cuando me los pongo...
Me gusta demasiado estar descalza y siempre que puedo aprovecho para hacerlo (incluso en algún trasbordo de metro), creo que si en verano, el suelo no quemase, iría descalza a todas partes y con los pies llenos de mierda.
Odio los días cortos y los días nublados. Me aterran y apasionan las tormentas a partes iguales, como el mar. Soy incapaz de bañarme yo sola en el mar y no entiendo por qué pero me puedo tirar las horas muertas mirándolo y escuchando el romper de las olas mientras escribo alguna gilipollez pseudorromántica.
Me encanta romper las tapas de los bolis Bic, es un vicio delicioso. Creo que no tengo un solo boli en casa sin la tapa rota y si lo hay poco le va a durar como lo encuentre... 
Me relaja poner incienso en mi habitación y que en vez de a tabaco huela a... Satya Sai Baba Nag Champa Agarbatti (sí, he mirado la caja y he copiado el nombre, ¿algún problema?) o a colonia de vainilla, me apasiona la vainilla. Su aspecto, su olor, su color, su tacto... y desparramarla con el cuchillo. La vainilla es divertida.
Me gusta mucho pasear por la calle y cotillearlo todo y siempre que puedo evito el metro, los autobuses, los ascensores... los ascensores me desquician con sus ruiditos y sus conversaciones estúpidas, con esos espejos que sacan lo peor de cada persona... me caen mal.
Tengo muchas adicciones: el café (solo), el té, las infusiones extrañas (y de vainilla), la Coca-cola, el tabaco, los chicles de hierbabuena, el chocolate con leche, la música (toda ella), el cine, los libros, correr al sol... y no me propongo deshacerme de ninguna. 

Me gusta que me sorprendan las visitas que no espero y que me pillen en el sofá desaliñada y me obliguen a arreglarme en veinte segundos, los planes improvisados, las noches en compañía, me gustan mis amigos; siempre saben cómo hacerme sonreír, aunque esté hecha una mierda, da igual, a su lado se me olvida todo. Son variedades únicas a las que no voy a renunciar nunca. Entre ellos están: la pelirroja que sacrifica todo por quien quiere, el grandote con corazón de oro, el seductor elegante, la periodista sin tiempo,  el gay festivo, el gay que se infravalora, la apasionada de lo excéntrico, la artista, el estudioso, la choni verdulera, la loca de la moda, la súper religiosa, la insegura que no sabe lo que vale, la que siempre la caga, los deportistas... y algún que otro músico a los que sigo considerando amigos aunque no sepa nada de sus vidas ya que son personas que tienden a la evaporación instantánea e indefinida.

Me encantó arriesgar mi vida saltando de un avión gracias a algunas de esas personas y me encanta la adrenalina y la velocidad. Algún día voy a tatuarme una libélula, pero aún no sé cuándo. Odio las lentejas tradicionales y me he inventado mil recetas para comérmelas a gusto (y lo he conseguido). 
Me gusta retarme a mí misma cada mañana, aunque a veces también pierdo, pero lo vuelvo a internar.

Me gustan los regalos, sobretodo lo más baratos: los besos, los abrazos, las palabras sinceras y las cosas hechas a mano aunque en realidad acepto cualquier tipo de regalo siempre y cuando sea con sentimiento, por eso odio las Navidades, hay que regalar por obligación cuando para mí no es una fecha señalada en absoluto y en esas fechas sólo hago regalos a niños.
No me da miedo cumplir años ni envejecer, cada día que he vivido es una experiencia que quiero conservar, aunque algunas sean verdaderamente terroríficas y me quiten el sueño, son mías.
Me gusta empezar dibujos y dejarlos a medio acabar y sólo retrato a la gente que de verdad ha significado algo para mí. 
También me dan miedo las despedidas, porque nunca sé si volveré a ver a esa persona...  

 Hay mucho más por decir, pero si lo cuento todo... ¿qué quedará por descubrir?

martes, 22 de enero de 2013

Nadie diría que iba a estar tan bueno.

Esas tardes en las que te da un ataque de inspiración y te pones a mezclar ingredientes que... bueno, en principio no tienen nada que ver, pero a alguien se le tenía que ocurrir, ¿no?


Pasta verde que te quiero en mi sandwich.

 Me considero una fanática del sandwich, en especial a la hora de cenar cuando llegas muerto a casa y no tienes ganas de ponerte a hacer chorraditas ni a manchar media cocina, así que, una FELIZ noche se me ocurrió combinar mi sandwich favorito (pavo, queso y tomate) con un trozo de aguacate  y como soy muy fina se me ocurrió hacer una plasta tipo Rodilla. La famosa plasta consistía en aplastar un trozo de aguacate (30-40 gr.) con un quesito del Caserío y una pizca de sal. Está excelente solo, entre pan y pan con pavo o sin él, o sobre unas endivias...



Soso queso de Burgos japonizado.



Siguiendo en la línea de las plastas para rellenar me surgió la idea de aplastar el queso de Burgos (no tenía Philadelphia...) y como es bastante soso le eché un chorrito de salsa de soja en lugar de sal. El resultado es poco vistoso sí, pero dentro de un rollito de pavo o de jamón cocido... ahí la cosa cambia. También pobré a cambiar el queso por tofu, adictivo.







Un sandwich mozárabe.


Fácil no, lo siguiente. En un lado del pan untamos hummus y en el otro tapenade de aceitunas negras. Cerrar y morder.





Tortilla de Batata.

Sí, compré batatas y sí, no sabía qué hacer con ellas pero quería saber a qué sabían y tenía huevos en la nevera y pensé: si la tortilla de patatas está buena... ¿por qué no iba a estarlo la de batata?
El proceso es idéntico al de una tortilla de patata normal y corriente pero con batatas en vez de patatas, en gustos va lo de echarle cebolla o no. Yo no se la eché porque pensé que ya iba a estar suficientemente dulce. Bastante sorprendente y lo mismo se puede hacer con otras verduras como calabaza, coliflor, brécol... en fin, lo que pilles.


Pimientos rellenos de españolada.

Había que hacer aperitivos originales sí o sí pero que gustasen y a mi cabeza llegó el recuerdo de esos picnics tan tristes en los que no está presente la tortilla de patata, no podía permitirlo. Hice una tortilla de patata y la cuajé poco, le metí la batidora hasta que se quedó como una crema y con eso rellené unos pimientos del piquillo a los que después les di un golpe de horno y tachán tortilla modernizada.


Lasaña de lo que tenía por casa.

Abres la nevera y no hay ni un triste yogur... Abres el congelador y te encuentras con dos bolsas de verduras braseadas con pollo y como te sobra el tiempo piensas: LASAÑA, jugosa, calentita... Sí, me puede el vicio y me puse a hacer pasta fresca (un día pongo cómo se hace). Abrí las bolsas y separé las verduras del pollo. Salteé el pollo con un poco de ajo y le añadí tomate triturado, a las verduras las salteé solitas. En una fuente expandí el pollo con el tomate, la tapé con la pasta y eché las verdurás, a las que también tapé con pasta. Luego le esparcí una salsa de queso (bechamel hecha con Maizena y un par de tranchetes) y la gratiné en el horno. No es que estuviera buena, es que estaba buenísima.



Postre refinado de sobras y fruta enlatada.

Crema pastelera, estupenda, deliciosa y sensacional pero... ¿qué iba a hacer yo con todas esas claras de huevo que me sobraban? Pues montarlas a punto de nieve sí y como el merengue normal no me gusta una mierda batí una lata entera de melocotón en almíbar (con la mitad del almíbar vale) y se lo añadí a las aburridas claras de huevo, con movimientos envolventes y todas esas cursiladas de repostería. Luego lo puse en vasitos de cristal y le espolvoreé un poco de canela: vistoso, sabroso, ahorrativo... ¿qué más se le puede pedir?



Imaginación al poder.
Fotos gloriosamente robadas de Google.

Pequeños vicios infames.

Todos, repito TODOS tenemos pequeñas adicciones insanas y maravillosas a las que no nos podemos resistir de vez en cuando. Voy a confesar, soy adicta a todas estas mierdas, y estoy orgullosa de ello.





Empecemos por esas galletas que te dejan la boca como si acabases de masticar petróleo. Sí, las Oreo, al natural, sin baños extraños ni capas extra de relleno. Oreo sin más. Sólo con olerlas ya pierdo el culo... y es que están tan buenas...




Cuando me apetece ponerme hasta el culo de azúcar recurro siempre a estas empalagosas galletas danesas rellenas de toffe, caramelo o algo similar que venden en el Tiger. Las descubrí de 
casualidad y... MALDITA LA HORA. Las hay en versión mega-galleta y versión mini. Con las mini uno se siente menos culpable aunque se zampe la misma cantidad.


¿Cereales o galletas? No sé muy bien qué son exactamente, lo que sí sé es que cuando era pequeña era capaz de comerme media bolsa sólo para merendar... bendito metabolismo acelerado del adolescente en crecimiento...






Muesly, delicioso en cualquiera de sus manifestaciones. Mi favorito siempre fue el de coco, en especial el de Hero ya que, el de otras marcas tenía menos chocolate y claro... perdía una poco la gracia.




En lo que se refiere a los helados la cosa está clara: Cookies & Cream, por supuesto, aunque en ocasiones también me dejo engatusar por un buen Mc Flurry de Kit-kat (creo que, junto con las ensaladas, es lo único que me atrevo a comer en Mc Donal's)


















Por no hablar del colmo de los colmos, el producto guarrería extrema que reúne dos de mis mayores debilidades, las ya mencionadas Oreo y el chocolate con leche... Milka Oreo: arrasado en todas las estanterías.


¡Pero no sólo de dulces se alimentan mis caprichos! No, las guarrerías saladas también me hacen perder la cabeza, en especial el queso. Cualquier queso: los finos como el Caprice de Dieux y los más guarros y artificiales como el queso de sandwich de la marca Alipende (el del Mercadona se parece, pero no le llega ni a la suela del zapato) y por supuesto la extrema guarrería del Castello con piña, no quiero saber ni de qué está compuesto...






Para picar, mis guarrerías favoritas son estas dos pequeñas y maliciosamente adictivas frituras de una masa de no sé muy bien qué, aliñadas con vete tú a saber.
Por un lado tenemos estos cerebritos que dicen ser de arroz (sí, claro) Y que se venden a granel en tiendas tipo Belros y El Rincón. Se llaman "Aperitivo Mexicano" pero yo creo que en México no conocen esta mierda ni de lejos. Eso sí, pican.








En su defecto, una buena lata de Pringle's Sour Cream & Onion también me sirve y básicamente es igual de dañino.











Llegados a este punto no sé vosotros, pero yo necesito un refresco y no hay nada como remojarse interiormente con una lata helada de esta maravilla que inventó Pepsi. Generalmente prefiero la Coca-cola sin dudarlo, pero hay que reconocer que esta basura está deliciosa. Eso sí, es muy difícil de encontrar...








Y para terminar con este festín de basura procesada no hay nada como los sandwiches pastosos y pegajosos del Rodilla. Esa plasta de sabor delicioso que se hace bola y resulta complicada de tragar... Qué delicia... Siempre que voy (una vez cada mil años) pido lo mismo: Queso con Tomate y Pollo al Curry. Aunque también es recomendable el de 
Rúcula con Queso y Nuez...







Y como hemos comido fuera y se nos ha olvidado el cepillo de dientes lo mejor que podemos hacer es meternos un estupendo chicle de hierbabuena Happydent en la boca y masticarlo hasta que no sepa a nada (horas y horas). Su precio es inmejorable. 


De lo invisible

Metrónomo nocturno que vas y vienes, y me dejas con las ganas.
Una luz blanca que parpadea en la mesilla y tus palabras, que muerden la poca sustancia que aún queda.
Imágenes del arte que murió siglos atrás.
Otra luz, anaranjada. Pétalos secos sobre la tabla y ropa desordenada.
Teclas, bucles, palabras... fuego, tú siempre me acompañas.
Análisis mentales que no nos llevan a nada...
Buenas noches y cierro los ojos.
Buenos días. Me tienes dominada. 

viernes, 18 de enero de 2013

Ensalada veloz

ENSALADA DE PIMIENTOS ROJOS


INGREDIENTES: (3 personas)

3 latas pequeñas de pimientos rojos asados en tiras.
Vinagre de Módena.
Reducción de vinagre de Módena al Pedro Ximénez.
Ajo en polvo.
Sal
Aceite de oliva.
Perejil

PREPARACIÓN:

Abrir y escurrir las latas de pimientos, echar en un bol. Aliñar con el resto de ingredientes al gusto y remover bien.

Flan de huevo


 FLAN DE HUEVO

INGREDIENTES: (3 personas)

1 huevos tamaño L.
2 tazas pequeñas de leche.
5 cucharadas de azúcar.
1 limón.
 
PREPARACIÓN:

En un cazo o sartén ponemos al fuego (suave) tres cucharadas de azúcar. Cuando empiece a deshacerse removemos y seguimos haciéndolo hasta que coja un tono rubio. En ese momento añadimos 100 ml. de agua, CUIDADO PORQUE SALTA Y QUEMA UN HUEVO ASÍ QUE DELANTAL Y MANOPLA OBLIGATORIO. Removemos bien fuera del fuego y lo repartimos entre tres flaneras.
Echamos los huevos y la leche en el vaso de la batidora junto con 2 cucharadas de azúcar y batimos bien. Repartimos la mezcla en los tres moldes.
Metemos en el horno al Baño María entre 30 y 40 minutos a 190º-200º.

Empanada de morcilla y cebolla caramelizada en hojaldre


EMPANADA DE MORCILLA Y CEBOLLA CARAMELIZADA EN HOJALDRE

INGREDIENTES: (4 personas)

Media morcilla de Burgos (grande).
2 cebollas pequeñas.
1 cucharada sopera de azúcar.
Vinagre de Módena.
250 gr. de harina.
150 ml. de agua.
200 gr. de mantequilla fría.
Un huevo batido.
Sal
Aceite de oliva

PREPARACIÓN:

En un bol echamos la harina y una cucharadita de sal y abrimos un agujero o hueco en el centro donde echaremos el agua. Iremos removiendo hasta obtener una masa muy densa. Cuando nos sea casi imposible remover la cogemos con las manos y empezamos a amasar sobre una tabla hasta que esté bien mezclada (10 minutos). Estiramos la masa con el rodillo y colamos en una mitad la mantequilla cortada en rectángulos pequeños, cubrimos con la masa que no tenía mantequilla y aplastamos con el rodillo. Doblamos la masa sobre sí misma y volvemos a amasar dándole un cuarto de vuelta. Repetimos unas 5 veces y dividimos la masa en dos porciones. La dejamos reposar cubierta con un paño de cocina.
En una sartén pequeña añadimos un fondo de 1'5 cm de aceite de oliva y ponemos a fuego vivo. Pelamos y cortamos las cebollas en juliana fina y añadimos a la sartén, a la que bajaremos el fuego un poco (fuego medio). Rehogamos hasta que estés transparentes y añadimos un chorrito de vinagre de Módena y una cucharada de azúcar. Removemos y bajamos el fuego casi al mínimo. Dejamos cocer unos 7 minutos. Añadimos una pizca de sal.
Mientras se cocinan las cebollas retiramos la piel a la morcilla y la cortamos en dados pequeños.
Escurrimos la cebolla en un colador para quitar el exceso de aceite y colocamos sobre una de las masas la mitad de la morcilla y, encima de esta, la mitad de la cebolla. Repetimos lo mismo con la otra. Pintamos con huevo batido los bordes de la masa y cerramos. Abrimos unos agujeritos en la superficie con un tenedor de postre y pintamos las empanadas con huevo batido. Introducimos en el horno con calor arriba y abajo a 200º durante 40 minutos.


Setas con Alioli

Hoy es el cumpleaños de mi madre (8 días después del de mi padre) y aunque con esta mierda de horario que tengo los viernes no voy a poder comer con ellos he preparado una comida especial para hoy...
De primero tenemos setas con alioli, de segundo, empanada de morcilla y cebolla caramelizada con guarnición de ensalada de pimientos rojos y de postre un flanecillo de huevo.

Os dejo las cuatro recetas por aquí :)

SETAS CON ALIOLI

INGREDIENTES: (3 personas)

Media bolsa de setas variadas congeladas.
Un tomate y medio.
Un huevo.
Un diente de ajo (pequeño).
Aceite de oliva.

PREPARACIÓN:


Salteamos las setas sin descogelar en una sartén con un poco de aceite hasta que se doren un poco (12 minutos aproximadamente). Mientras tanto preparamos el alioli (también puede ser comprado), echamos un huevo a temperatura ambiente en el vaso de la batidora junto con un diente de ajo. Metemos la batidora y antes de batir añadimos un chorro de aceite de oliva. Empezamos a batir SIN MOVER LA BATIDORA mientras añadimos más aceite en hilo fino pero contínuo. Cuando veamos que la salsa está ligada movemos bien la batidora. Nos tienen que salir aproximadamente 300 ml de alioli para 4 raciones. Espolvoreamos perejil picado por encima.
Cuando las setas estés listas las colocamos en moldes aptos para horno y en cada uno de ellos añadimos un poco de sal y medio tomate picado. cubrimos con una cucharada de alioli y removemos hasta que todo se mezcle bien. Con el horno precalentado a 200º ponemos el gratinador e introducimos los moldes hasta que la superficie se dore.