martes, 4 de junio de 2013

Próxima estación: desconexión.

El luminoso hablaba su mismo idioma en otro color y la orquesta entró en Acacias con su música del Este, una orquesta de un sólo miembro que no se cansaba de interpretar la misma canción parada tras parada. De pronto, el ritmo cambió y les dio las gracias con un "Viva España" que ella odiaba. Lo odiaba porque sin querer le recordaba todas las estúpidas costumbres de su país, costumbres arcaicas y desfasadas que muchos se empeñaban en alabar y defender.
El contrapunto lo ponían los turistas con su lingua musical. Che cosa più bella... Planeaban otro día más en la ciudad, su ciudad, su Madrid. Su Madrid le duele, su Madrid la quiere y ella le quiere dejar y si lo hace le escuece, retrocede.
Chueca, mitad de camino, mitad de tortura.

"Háblame en tu lengua..." Le decía a él y él... él se reía. 

La música calló hace tiempo y no se había dado cuenta, todos sus sentidos percibían el color de la tinta del bolígrafo con el que escribía: negro, como las alas de su costado. Sabe que ha vuelto a nacer, que ha vuelto a vivir y aún así sólo puede pensar en qué estará diciendo el tipo que tiene al lado izquierdo. Esas palabras la embriagan y ni siquiera las entiende, son poesía en su mente, sólo allí. Cierra los occhi e imagina que eres tú quien le habla y no. Tú, la mejor mitad de su Dorian Grey.

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