domingo, 4 de agosto de 2013

Ne me quitte pas.

Me pides que hable en francés, que sea tímida y recatada. Que sonría y me ruborice y diga a todo que sí; que te persiga y te moleste a todas horas como una niña pequeña y que me ilusione con caramelos de fresa. 
Que me ponga vestiditos con volantes y puntillas ajustados con corsé, que no te aguante la mirada y que me altere si estás cerca. 

Yo hablo castellano con y sin tacos. Soy directa y, a veces, brusca. Río a carcajadas y si no estoy conforme me manifiesto; si desapareces desaparezco. Causa-efecto. Y soy de encajes y no de puntillas aunque en lo del corsé estemos de acuerdo. Enseño los dientes y los ligueros y nunca bajo la mirada. Lo que me altera no es tu cercanía sino tu diarrea verbal y tu falta de iniciativa.

Deja de intentar cambiarme y adaptarme a tus fantasías. Mírame, soy yo y soy así.
Me conoces, sabes lo quiero y es a ti; a ti así, tal como eres. Yo no te quiero cambiar.

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