jueves, 4 de abril de 2013

DG

Nunca me paro a pensar en cuántas líneas te dedico. 
No sabría responderte si preguntases por qué. 
No necesito tenerte, ni olvidarte.
Quizás visto así resulte ridículo, siempre contra el mismo viento grave de tu voz drogada. Siempre con las mismas ganas. Perderlo todo y quedarme en nada.
Sólo respiro al olor de tu llegada.

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